Érika Bolaños, Andrés Álava y Stephania López son los ganadores del último concurso de libro leído, convocado por el Municipio. Ayer fue la premiación. Los tres reconocen ser adictos a la lectura y cuentan cómo las letras cambiaron sus vidas. Ellos aprovechan el tiempo libre para involucrarse en la lectura de novelas.
Érika Bolaños/Unidad Educativa Andino
‘El tiempo vuela cuando leo’
Su tono de voz es bajo. Es seria y se muestra tímida. Responde con frases cortas, pero precisas. Sacarle una sonrisa para la fotografía fue un reto. Su madre, Flor Dávila, recuerda que desde pequeña se ha caracterizado por su carácter y responsabilidad.
“En los estudios nunca ha tenido inconvenientes”, dice, mientras retira de la Inspección del Colegio Andino la libreta de calificaciones de su hija. No hace falta preguntarle qué tal ha sido el rendimiento académico de Érika, su sonrisa lo dice todo.
Antes de que su madre abandonara la institución, Érika le contó que ganó el primer lugar del concurso de libro leído Carlos Romo Dávila, en la categoría escrita. Ella participó con el libro ‘Miércoles y estiércoles’, del escritor Diego Cornejo Menacho. El texto hace referencia a la desaparición de los hermanos Restrepo, en 1998.
A pesar de que la obra literaria no la eligió ella, comenta que la narración la atrapó desde la primera página. Cuenta que siempre oyó del tema de la desaparición de Carlos y Andrés Restrepo, pero que nunca supo con certeza qué fue lo que pasó.
Al enterarse del libro que eligió su maestra, su primera impresión fue conocer la verdad del caso, a través del libro, pero no fue así. “El libro me gustó por su temática de los Derechos Humanos. Creí que ahí encontraría la respuesta del caso, pero no fue así. Tengo más preguntas”.
Sin embargo, Érika no se siente decepcionada, al contrario el libro hizo que se interesara más por casos relacionados con los derechos humanos.
De pequeña, su madre le leía cuentos todas las noches antes de dormir, desde que tenía cuatro años. Al día siguiente, Érika los relataba a sus padres, con sus palabras y a su manera.
Tiene 15 años y a diario se moviliza desde su casa, en Pifo, hasta su colegio, en la Colón (un hora y 40 minutos de viaje en bus). “El tiempo pasa volando cuando viajo escuchando música, conversando con una amiga y si consigo un asiento, leyendo”, confiesa.
Andrés Álava/ Instituto Nacional Mejía
‘La lectura me desestresa’
Los acrósticos son su especialidad. Tiene 15 años y fue la primera vez que participó en un concurso del libro leído. Lo hizo con la novela ‘El Ruiseñor y La Rosa’, de Oscar Wilde.
La obra literaria cuenta la historia de un joven estudiante, que se enamoró de la hija de un profesor. Aunque afirma que la historia no tiene nada que ver con su vida, sonríe, frota sus manos y a ratos se traba al hablar.
Lo que sí confiesa es su gusto por los libros románticos. Sus novelas preferidas son las historias de drama, de enamorados y las de mitología griega.
Para Andrés, el amor es el motor fundamental de la humanidad. Piensa que sin él, no existiría vida en la Tierra.
Actualmente, cursa el décimo año de educación básica. Su profesor de Lengua y Literatura, Washington Ayala, se dio cuenta de su gusto por la lectura y le propuso que participara en el concurso. Andrés cuenta que accedió por curiosidad y que el día del concurso estuvo un poco nervioso. “Nos dieron una hoja de papel ministro para escribir el resumen, y una hora y media para hacerlo”, cuenta.
Andrés entregó el resumen antes del tiempo establecido. Para él, lo más importante de la lectura es hacerlo por gusto propio y no por obligación.
De lunes a viernes, luego de salir de clases, camina hasta el playón de La Marín. Ahí toma un bus hasta el punte 8, en el valle de Los Chillos, mientras dura el recorrido organiza su agenda de deberes. A partir de las 17:00 hace sus tareas y en la noche, antes de dormir, lee. Dice que eso lo desestresa y le hace imaginar nuevas historias de vida.
Hace un año quería ir a la escuela de Veterinaria o de Ingeniería Civil. Ahora le llama la atención la vida militar. Su objetivo es ingresar a la Marina. Se identifica con la disciplina.
En su mochila guarda el libro ‘Verónica decide morir’. Lo adquirió el pasado lunes, en el inicio de los exámenes finales del colegio. “Me estresan las pruebas y para eso nada mejor que un buen libro”
Stephania López/ Colegio Hipatia Cárdenas de Bustamante
‘Leer despierta la imaginación’
Desde hace dos años escribe cuentos de ciencia ficción. Aunque a ninguno de ellos los ha titulado, dice que lo hará en vacaciones y en orden de creación.
Los guarda celosamente en uno de los cajones de su velador. ¿Qué profesión elegirá?, guiña el ojo izquierdo, tarda unos minutos y responde que quiere ser arquitecta, sin ocultar su marcado gusto por la literatura. “Todavía tengo tiempo para decidirme”, asegura.
Es delgada y cuando conversa no pierde oportunidad para acomodar su cabello ondulado. Es fácil entablar un diálogo con ella. Tiene facilidad de palabra y habla con tal rapidez que es inevitable sorprenderse. Tres minutos le bastó para contar un detallado resumen del libro ‘El fin de la evolución’, de Roberth Arthur. Con esa obra participó en la quincuagésima edición del concurso del Libro leído, que organiza el Municipio.
Estephania nació en Quito el 14 de julio de 1999. Cuando cumplió 8 años sus padres le regalaron el libro ‘Manitas creativas’, una compilación de varios cuentos infantiles. Con una sonrisa cuenta que las ilustraciones del libro eran hermosas y fue lo que más le llamó la atención. Ese mismo año decidió participar en el concurso del Libro leído que organizó su escuela. Desde entonces, la lectura, la escritura y los concursos forman parte importante de su vida.
En cada pausa no pierde la oportunidad para mencionar los problemas ambientales que vive el mundo. Frunce el ceño y dice que la humanidad está acabando con el planeta. “La gente no entiende que cuando contamina, bota basura y tala los árboles nos destruye a todos”.
Para ella, lo mejor de los libros es que despiertan la imaginación de los jóvenes. Rigurosamente le dedica una hora y media a la lectura. Los libros los consigue de la Biblioteca Municipal y de la de su colegio.
Actualmente, está leyendo ‘El Alquimista’. Ese libro está sobre el mismo velador donde guarda sus escritos, poemas y el primer libro que le regalaron sus padres.