El parque de El Ejido, en el centro-norte, es uno de los sitios emblemáticos de Quito. Este espacio tiene su origen en la Colonia. Surgió como una prolongación del límite norte de lo que era la capital. Se lo conocía como Añaquito o Iñaquito.
Según el ex concejal Humberto Jácome, su nombre surge con la llegada de los españoles, quienes crean ejidos (porciones de tierra de uso público que no podían labrarse), para que el ganado tenga un lugar donde pastar.
Se caracterizaba por ser un sitio tradicional, donde sus habitantes pastaban ganado o cazaban aves. Los estudios del Fondo del Salvamento (Fonsal) remiten a un amplio espacio verde que tenía una laguna. Esta se alimentaba de un arroyo, el cual bajaba desde las laderas del Pichincha.
Para inicios del siglo XX, se lo llamó Parque el Centenario, en conmemoración a la Batalla de Pichincha. Para esa época, el lugar estaba arborizado y rodeado por el Estadio de El Arbolito.
Su diseño original corresponde a una típica distribución del urbanismo europeo de fines del siglo XIX e inicios del XX.
Según los estudios del Fondo de Salvamento, sus autores fueron el arquitecto Augusto Ridder y la Junta del Centenario de la Batalla de Pichincha. Tenía trazados asimétricos, formas curvas y un característico paseo circular, que buscaba ser un punto de encuentro para los habitantes del sector.
Ahora, El Ejido tiene 14,16 ha. Limita con las avs. Patria, al norte; Tarqui, al sur, 10 de Agosto, al occidente y 6 de Diciembre, al oriente. Con los años, se han construido monumentos y canchas deportivas de pelota nacional y ecuavóley, el Arco de la Circasiana y el monumento a Eloy Alfaro.
Cada fin de semana, El Ejido es escenario de cultura y deporte. No solo se muestran obras de pintores, escultores o teatreros. También forma parte del recorrido de la ciclo vía de la ciudad. Hay un patio de comidas.