Siete senderos, entre frondosos árboles de cipreses y eucaliptos, ofrece el parque ecológico de La Armenia, en el suroriente. Cuatro de ellos están identificados como Centauro, Hadas, Duendes y Dragones, que se distribuyen en las 48,41 hectáreas del área verde. Unos arcos de madera indican su inicio y su final.
En el recorrido, los visitantes disfrutan del trinar de aves, del aroma de las plantas y de la sombra que proyectan los robustos árboles, de 50 años. Al caminar se escucha el crujir de las hojas caídas. No hay bancas, pero los visitantes tienen a disposición troncos cortados para el descanso.
Érika Albuja realiza caminatas a diario en el lugar desde hace seis meses. Ella vive a pocos minutos del parque. En su opinión, en el lugar no se debe permitir mucha intervención porque se perdería el mejor atractivo que es la naturaleza. “Hay espacios destinados para los juegos infantiles y las máquinas de ejercicios. En los senderos y en el bosque no se deben hacer más obras”.
Para llegar al sitio, se toma la Autopista General Rumiñahui, hasta el puente 3. Se ingresa por la calle Sebastián de Benalcázar hasta la Gualberto Arcos. En esta intersección está ubicada la entrada principal. Antes este espacio fue un vivero. Desde el 2004 pasó a manos del Municipio.
Además de los senderos, el parque La Armenia ofrece dos ciclorrutas, de 3 kilómetros cada una. También hay un área para adultos mayores, con seis máquinas para hacer gimnasia. Hay juegos de madera para la recreación de los más pequeños y una cabaña.
En el lugar están prohibidas las mascotas. Rolando Aguilar es guardia en el lugar desde hace dos años. Él contó que reciben quejas de las personas que quieren ingresar con sus mascotas. “Hay personas a quienes les molesta, pero es un lugar ecológico”.
Teresa Rosero, visitante del lugar, está de acuerdo con esta disposición. “Hay mucha gente que deja sueltos a los animales y no les cuidan ni recogen sus desechos”.
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El Cuscungo
La carrera empieza a la cuenta de tres, los niños miembros de Iglesia Adventista del sector de Monjas corren por uno de los senderos del parque Cuscungo, ubicado en el barrio Primero de Mayo, en el sector San José de Monjas, en la vía al valle de Los Chillos. Ellos se preparan todos los fines de semana en este lugar para participar en las olimpiadas de su comunidad.
Con una superficie de 12,6 hectáreas, el Cuscungo es un espacio que se suma al complejo de parques del Distrito.
El nombre del parque fue tomado de una especie de búho que tenía su hábitat en el bosque que existía en el lugar y desapareció.
En las plataformas que se construyen en distintos niveles, se siembran alisos, cedros, arupos, podocarpus, arrayanes, retamillas, pumamaquis, acacias y otras especies endémicas.
Mariana Zambrano es una de las guías de los niños. Ella contó que el lugar es utilizado por decenas de personas que a diario recorren los senderos haciendo caminatas o bicicletas. Sin embargo, los trabajos en el parque todavía no concluyen. “Ya tenemos un espacio para caminar y hacer deporte sin peligro”.
Actualmente, están instaladas las máquinas de ejercicios y juegos infantiles. En la parte sur hay canchas de básquet y vóley. Susana Pineda, guardia del parque, aseguró que los trabajos se realizan a diario para acelerar las obras.“La infraestructura está casi terminada. La concurrencia aumenta todos los días. El lugar tiene mucha acogida por familias, deportistas y visitantes”.
Elsa Zurita viene todos los sábados con sus tres hijos. Además de realizar ejercicios en las máquinas, recorren los senderos en bicicleta. “Es un lugar seguro para los chicos, no tengo que preocuparme mucho por su seguridad”.