Las paredes y columnas están sucias y grafiteadas. Un tubo bloquea el acceso de entrada para las personas con discapacidad. Los tubos de los pasamanos rotos y torcidos son las características que describen a la estación del Metrobús de La Ofelia, ubicada en el norte de la ciudad. A diario, unas 100 000 personas llegan a esta estación de transferencia. Los pasajeros reclaman por mejoras en el servicio y en la infraestructura.
Paulina Grijalva se traslada a diario a su oficina, ubicada en la avenida Colón, en el Metrobús. Para ella, lo único positivo del viaje es el tiempo que hace en llegar a su trabajo. “La Ofelia es una estación muy sucia y desordenada. Es un caos para subir al metro y todos los días es lo mismo. Solo porque ahorro tiempo de viaje utilizo este transporte”. Grijalva añadió que no hay personal de seguridad ni control en la estación.
Los alimentadores tienen diferentes espacios para dejar a los pasajeros. Varias líneas de buses no dejan a los usuarios en el sector embarque del metro. Decenas de personas corren desesperadas, entre las vías internas hasta llegar al sitio de embarque.
Pablo Vallejo, estudiante secundario, aseguró que en varias ocasiones se ha salvado de tener accidentes dentro de la estación. “Los alimentadores nos dejan al otro lado y para alcanzar al metro tenemos que correr y torearles a los buses. Es un peligro”.
En los pasillos de descarga de los buses articulados se ubican personas que realizan ventas ambulantes, lo cual dificulta el tránsito de los usuarios. Las canastas y los productos los ubican en el piso y reducen el espacio de circulación de los pasajeros.
Además, niños, jóvenes y adultos vendedores y personas con capacidades especiales que piden limosnas recorren permanentemente la estación y suben a los articulados, sin problema.
Lucía Toro contó que ha sido víctima de robos en dos ocasiones. “Se supone que las ventas ambulantes y pedir caridad en la estación y en los buses están prohibidos. En otros sistemas integrados de transporte hay controles. Aquí nadie cuida. Es terrible”.
El pavimento de las vías internas está deteriorado. Hay baches, grietas y huecos.
Javier Vizuete, gerente técnico del Corredor Central Norte, informó que el Cabildo cuenta con un presupuesto para el mantenimiento y mejoras de las estaciones de transferencia. “En el presupuesto del Municipio del 2012 ya está incluido un porcentaje para las mejoras de la estación del Metrobús. Las principales inversiones tendrán que ver con el arreglo de la carpeta asfáltica, pintura y arreglos generales”. El funcionario no especificó la fecha de inicio de los trabajos.
La estación La Ofelia es parte del Corredor Central Norte, administrado por las cooperativas de transporte Catar, Conetra, Globaltrans, Pichincha y Tesur. La concesión concluirá en el 2017. A pesar de ello, el Municipio ya invirtió USD 1 591 356 en el arreglo de otras paradas.
En el ingreso a La Ofelia, los usuarios se quejan por la espera para pasar. Cristian Murillo, estudiante universitario, dijo que la mala organización en el cobro del pasaje hace perder tiempo.
“Una persona se pone junto a la máquina y pasa una sola tarjeta para todos los usuarios. Deberían cobrar en la caseta que está destinada para eso y entregar las tarjetas para agilitar el flujo”.
A un lado del ingreso se ubican los servicios sanitarios. Las paredes están pintadas y los vidrios rotos. Andrea Barona vive en Carcelén y su medio de transporte es el Metrobús. A ella le molesta el mal olor. “Las persona que realizan la limpieza botan el agua sucia afuera de los baños”.