En la av. Mariscal Sucre, en el sector de Chillogallo (sur), la circulación para peatones y vehículos se complica todos los martes.
Comerciantes y clientes entran y salen, apretados, por las dos puertas de acceso peatonal a la plataforma del mercado Las Cuadras. Los seis carriles de la avenida quedan estrechos para el tránsito vehicular. La gente camina hasta por la calzada, por la falta de espacio en las aceras.
Allí hay un semáforo. Ni conductores ni peatones respetan las luces. Hay choferes de taxis y buses que recogen y dejan pasajeros en media vía. También vehículos particulares que circulan por el carril exclusivo del Corredor Sur Occidental, aunque todavía no está en funcionamiento.
Patricio Calpi, cliente que llega todos los martes desde Guamaní a comprar los víveres para la semana, contó que, en ese sector, cruzar la Mariscal Sucre es riesgoso. “Hay que caminar en medio de los buses. Nadie respeta las paradas. También se roban las fundas con las compras”.
Por la falta de estacionamientos, hay conductores que utilizan las veredas como parqueaderos. Eso genera más desorden y dificultades para los peatones. La gente se cubre con chalinas, sacos o con la mano el esmog que sale de los escapes de los buses.
Santiago Y., policía de Tránsito, explicó que la mayoría de veces no se puede sancionar a los conductores de buses urbanos, porque son los mismos usuarios quienes se suben o se bajan en medía vía. “Tratamos de que la fila de autos se mueva y no haya trancones, nada más”.
Según informes de la Policía, los martes, por la feria, hay congestiones permanentes en las avs. Mariscal Sucre, Matilde Álvarez y Morán Valverde. Las dos últimas facilitan el cruce vehicular de oriente a occidente y viceversa. El desorden no solo es evidente en la parte exterior del mercado.
Los comerciantes se instalan en un terreno de 4 hectáreas. Son parte del mercado Las Cuadras, del Centro Comercial Ipiales del Sur y de la Asociación de Comerciantes Minoristas de Chillogallo. En total, están registrados 1 359 vendedores.
Maritza Alulema vende legumbres. Recordó que la feria se inició hace 17 años y que es muy popular porque se encuentra de todo. Los visitantes del sur de la capital llegan a comprar legumbres, carne, papas, ropa o repuestos para los electrodomésticos.
Ella se queja por el aumento de comerciantes informales, quienes se toman las aceras de las vías aledañas. “Debería haber más seguridad porque también aumentaron los robos. Desde aquí (el mercado) hasta el Parque del Caballito de Chillogallo hay ladrones que arranchan las cosas. Hay mucho desorden en las veredas”.
En el interior del mercado también se instala un vehículo de la Policía de Quitumbe con cámaras de seguridad. Sin embargo, por la ubicación y la extensión de la feria, los uniformados no alcanzan a monitorear lo que ocurre adentro y afuera del recinto.
La larga fila de autos también se forma en la calle Matilde Álvarez. Los choferes pugnan por ingresar a la parte posterior de la plataforma del mercado.
Allí hay un parqueadero que resulta estrecho para la cantidad de vehículos que llegan.
Darío Pico, conductor del bus urbano 2543, se quejó porque en esta zona hay congestión desde las 07:00. “Esta calle está afuera de la restricción vehicular y por eso hay gran cantidad de vehículos particulares”.
Otro de los problemas en las afueras del mercado es la acumulación de basura. En una de las puertas, anteayer, junto a un poste se acumuló todo tipo de escombros. Según las autoridades de la Administración Zonal Quitumbe, las tareas de limpieza y recolección de basura en este lugar se realizan en la noche para no aumentar la congestión.
A pesar de esto, hay malos olores, especialmente, en la vereda derecha (sentido sur-norte), en la av. Mariscal Sucre. El lugar está identificado como uno de los 137 puntos donde se acumula la basura, pese al paso periódico del recolector en los días de feria. Los vendedores se van a las 17:00.