El Municipio ha invertido USD 3,8 millones en la construcción de los bulevares de Cotocollao y de la Colón, en el norte; y de la calle José María Alemán, en el sur. También destinó USD 1,8 millones para levantar el bulevar de la avenida Naciones Unidas.
En la ciudad, el resultado de esas obras tiene dos caras. El de la Naciones Unidas cumplió con el propósito: que los ciudadanos se apropien del espacio público. Eso se ha logrado con propuestas culturales como la exposición de los quindes y de las máscaras del Carnaval Andino. Para la Semana Santa está previsto un concierto de música sacra.
Los de Cotocollao, la Colón y la calle José María Alemán, conocida como la J, el descuido y la inseguridad son evidentes.
En Cotocollao, en la calle Lizardo Ruiz, los tachos de basura están inservibles. Solo en una cuadra quedaron las estructuras metálicas de cuatro de ellos. Algunas están retorcidas. En la intersección con la Emilio Bustamante, las bancas de madera tienen grafitis y una de ellas está rota.
Piedad Juela vive en el sector desde hace 9 años. Para ella, el bulevar generó más inseguridad. “En las tardes y noches hay asaltos y venta de droga”. Hace un mes, ella fue víctima de un atraco.
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Un gendarme de la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) reconoció que continúan los robos, en especial de celulares. Ayer capturaron a dos mujeres que se dedicaban a asaltar allí. Los patrullajes los realizan de 08:00 a 20:00.
Además, en las veredas adoquinadas, de 6 metros de ancho, hay basura y hasta escombros de construcción. Patricia Chicaiza, quien trabaja en un almacén de ropa desde hace 5 años, se quejó del descuido en las jardineras.
“No hay una sola planta. Hasta los árboles se roban”. Añadió que los sábados el bulevar se convierte en un mercado.
El Municipio inauguró este bulevar en abril pasado, bajo el concepto de un espacio de participación ciudadana y de propuestas culturales. Ambas vecinas coinciden en que no se realizan actos culturales. Los conciertos o exposiciones se desarrollan en el parque de Cotocollao, en la calle José María Guerrero.
Esta realidad contrasta con la av. Naciones Unidas. Desde que el bulevar se inauguró en octubre pasado, las actividades culturales han sido continuas. Allí la presencia de policías metropolitanos y nacionales es permanente. Ellos patrullan a pie. Ahora es común ver a personas solas y en grupo caminando durante la noche.
Según el proyecto, el bulevar debe llegar hasta la 6 de Diciembre y hasta la América. El Municipio aún no llega a un acuerdo con los representantes del CCI y del Quicentro para la terminación de los convenios, que permiten la utilización de la acera como parqueaderos privados.
Las jardineras y árboles están bien cuidados. No hay basura en la acera ni vendedores ambulantes. Orfa Portero vive en la Colón y 10 de Agosto, pero al menos dos veces al mes visita este bulevar por las exposiciones. “Es una buena obra, es un incentivo para caminar por la ciudad”.
Víctor Ochoa, por su trabajo, cruza tres veces al día por la Naciones Unidas y prefiere hacerlo por el bulevar. “Es más seguro, incluso en la noche. Todo el tiempo hay personas y policías”.
Para la edil Elizabeth Cabezas, presidenta de la Comisión de Suelo y Ordenamiento Territorial, el interés es consolidar este bulevar, porque es un lugar donde hay concentración empresarial y de negocios.
Vecinos del bulevar de la Colón, entre la 10 de Agosto y América, también se quejan de la falta de propuestas culturales o ciudadanas por parte del Municipio. “Solo inauguraron (en septiembre pasado) y luego lo abandonaron”, comentó la propietaria de un local comercial, que prefirió la reserva de su nombre.
En tramos como la Versalles y Ulloa, las baldosas de piedra están fisuradas, con el paso de los peatones suenan o se mueven.
Además, en las esquinas quedaron tubos plásticos y tornillos salidos. Según la moradora Blanca Narváez, en más de una ocasión, estos materiales se han convertido en trampas para el peatón.
Según Cabezas, en la Colón se mejoró el ancho de las aceras y la iluminación. La intención era disminuir la delincuencia en el sector. “Los ciudadanos ya pasan tranquilamente, los moradores aseguran que la inseguridad es menor desde que se iluminó”.
En el sur, en la calle J, las jardineras están llenas de grafitis y sin plantas. Los estudiantes las usan como asientos. Hay basura desperdigada en las veredas. En las noches, hay choferes que estacionan sus vehículos a un costado de la estrecha vía y la circulación vehicular se complica por la reducción del espacio.
Ana Llamuca, propietaria de una tienda, baldeaba ayer la acera. Según ella, en las noches, grupos de jóvenes beben en el bulevar. “Se orinan y dejan botellas”.
Por esa razón, todos los días debe limpiar la vereda con agua y jabón. Para Raúl Sánchez, dueño de una ferretería, el problema son las pandillas. “He pintado más de 10 veces mi puerta y han vuelto a grafitear”.
Cabezas reconoció que en los bulevares de la J y de Cotocollao hay dos problemas: la inseguridad y el desorden.
Los costos
Bulevar de las Naciones Unidas. Intervención: 20 000 metros cuadrados en la primera etapa, desde la Shyris hasta la Japón. Inversión: USD 1 800 000
Bulevar Cotocollao. Intervención: 2 000 metros cuadrados, con una inversión de USD
941 000. Va desde la José Ma. Guerrero hasta la av. De la Prensa.
Bulevar de la av. Colón. Intervención: 2 080 metros cuadrados, desde la av. 10 de Agosto hasta la América . La inversión fue de USD 396 540
Bulevar de la calle José María Alemán. La Intervención se hizo en 4 000 metros cuadrados, va desde la av. Solanda hasta la Ajaví. Inversión: USD 2 400 000