La composición de las comisiones será un tema clave en la próxima administración.
El incremento de integrantes del Concejo Metropolitano de Quito abre un nuevo escenario político en el Distrito Metropolitano. Desde mayo próximo, este cuerpo colegiado tendrá 21 miembros.
Con seis curules más, los miembros de este instancia democrática deberán, por ley, legislar, fiscalizar y consolidar una estructura de trabajo para tomar decisiones relacionadas con el desarrollo de la ciudad.
Los 21 concejales serán quienes tengan en sus manos la posibilidad de crear ordenanzas, resolver conflictos y proponer proyectos relacionados con la calidad de vida de los quiteños.
Concretar la tarea de cada uno de los representantes aún está pendiente. Hasta el período pasado, la entidad estaba conformada por 15 concejales. Cada uno presidía una comisión que a su vez era conformada por dos miembros más. El contar con más representantes pudiera servir para redefinir las comisiones. Así lo comenta Edy Sánchez, concejal.
Para él, se debería optimizar y agrupar las comisiones de ejes similares en función de optimizar el trabajo. “Como son comisiones de tres concejales cada una, si uno no llega y otro se atrasa no se pude sesionar. En cambio, si fuesen comisiones robustas de 5 ó 6 miembros, hubiese mayor funcionalidad y continuidad”, señala.
Su lógica es: a mayor número de concejales, mayores garantías y mayor producción legislativa.
El incremento del número de actores está normado en la Constitución y en el Cootad y tiene relación con el aumento poblacional de la ciudad en los últimos años.
Según el INEC, en Quito existen 2 239 191 habitantes. Mientras en el 2001, la cifra era de 1 839 853. Ese incremento poblacional justifica el aumento de representantes al Concejo. La ciudad tiene 33 parroquias rurales y 32 urbanas.
Además, en términos de propiedad, el Distrito registra un crecimiento del 33,2% en áreas rurales, el mayor a escala nacional. Precisamente por eso, los seis concejales adicionales representarán a zonas rurales.
Tal es así que parroquias como Amaguaña, por ejemplo, pasó de tener 84 848 habitantes en el 2001 a registrar 152 242 en el 2010. Entre los sectores con mayor crecimiento están Llano Chico, Calderón, Nayón, Píntag, San Antonio, Tumbaco y Guayllabamba.
De ahí la importancia para el Concejo Metropolitano de contar con miembros que representen una parte de esta población que en los últimos años ha enfrentado problemas de movilidad, servicios básicos y ordenamiento.
Norman Wray, exconcejal y excandidato presidencial, sostiene que esa zona demanda cada vez más atención, por lo que la presencia de concejales llevará temas importantes sobre el desarrollo de equidad e igualdad de lo urbano y lo rural. Esto es un reto, sostiene.
La variedad de partidos políticos que lleguen al Cabildo no es, al momento, un problema. Al menos así lo asegura Paco Moncayo, exalcalde de Quito.
Una de las ventajas del Concejo, dice, es que más allá de su ideología política, cuando se asume el cargo, todos son coadministradores y todos se ponen la camiseta de la ciudad.
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