Es evidente que la restricción vehicular ha dado resultados positivos. Pero hablar de cifras con la exactitud que se lo hace, me parece inapropiado.
No se puede hablar de porcentajes de mejoras en un sistema de transporte, evaluando solo unas pocas rutas antes y después de la aplicación de la medida.
Esto debe ser resultado de un estudio minucioso, que permita comparar las distintas situaciones: mediciones en transporte privado y público en diferentes horas y días de la semana, incluyendo horas sin restricción.
Se debe hacer un muestreo aleatorio y sin sesgos. No se pueden comparar los tiempos de viaje entre el sur y el norte de Quito con mediciones hechas durante el cierre de los túneles.
Solo de esta forma se podrán determinar de manera más exacta los beneficios promedios para la población. Es de esperar que la Municipalidad haya tomado las precauciones necesarias para realizar la evaluación de manera adecuada y poder emitir conclusiones con respecto a la medida y ajustes, si fuera el caso.
Las autoridades deben estar muy conscientes de que el efecto de la restricción irá disminuyendo en el tiempo, a medida que aumenta el parque automotor.
Por eso, se deben planificar medidas más severas para el uso del vehículo privado.
Esto debe estar acompañado de mejoras en el transporte público. Otro tema que se debe tomar en cuenta es la optimización de la semaforización.