Un cierre de feriado con escasa actividad

En la plaza El Quinde, en la Mariscal.    Los bares  y  restaurantes no tenían clientes. Pocas personas se paseaban por la plaza y las calles.  El tránsito fue fluido.

En la plaza El Quinde, en la Mariscal. Los bares y restaurantes no tenían clientes. Pocas personas se paseaban por la plaza y las calles. El tránsito fue fluido.

Seis jóvenes conversaban y se reían en una vereda frente al parque La Carolina, en la av. Naciones Unidas, en el norte. Ellos planeaban varias actividades para el último día del feriado. Daniel Caza dijo que durante los cuatro días libres hizo deportes y paseó con sus amigos. “La ciudad está tranquila. Como no salí de la ciudad, aproveché para descansar”.

Los jóvenes dijeron que en la urbe faltaron actividades en las que ellos puedan participar. Renato Hinojoza aseguró que no hay programas a los que puedan asistir. “La ciudad se queda botada y para los que nos quedamos no hay mucho que hacer. Solo hicimos deporte”.

Jóvenes parejas siguen a sus hijos que conducen bicicletas.

Entre carreras y juegos los niños se entretienen y entran al parque La Carolina.

Las personas aprovecharon la tranquilidad de las vías para recorrer lugares que en días normales son muy concurridos. Tomados de las manos, Luis Veintimilla y su esposa Luisa caminaban por la av. Naciones Unidas. Ellos viven en el valle de Cumbayá. En su opinión la ciudad es más atractiva en días de feriado porque es más tranquila.

“Es una maravilla. Vinimos para recorrer el Centro en el bus de dos pisos pero llegamos tarde. Y optamos por pasear y comer algo en el trayecto”. Hacer deporte y recorrer los bulevares fueron las actividades escogidas por los ciudadanos en este sector.

Pero también hubo personas que permanecieron en sus viviendas por el temor a ser víctimas de asaltos en sus hogares.

Kléver Arpi, oriundo de Machala, vive en Quito desde que hace ocho años . Junto con su pareja caminaban por La Carolina. “Solo salimos hoy. Toda la gente sale de la ciudad menos los delincuentes. No podía dejar la casa sola”.

En otro sector, por la avenida 10 de Agosto los locales comerciales permanecieron cerrados. El flujo vehicular fue escaso. Por las veredas transitaban pocas personas.

Un taller de venta de repuestos para vehículos era el único que estaba abierto. El vendedor, Jorge Guañuna, dijo que todo el día no realizaron ni una sola venta. “El día ha estado muerto. No hemos tenido clientes. No hay personas en las calles”.

El escenario se repitió en avenidas como la Colón, Orellana, 6 de Diciembre y en el sector de La Mariscal, que en días normales tienen congestión vehicular.

En la plaza El Quinde, en las calles Reina Victoria y Foch, algunos restaurantes estaban vacíos y otros tenían pocos clientes.

Richar Perlaza trabaja en un bar-restaurante. Él aseguró que durante las noches anteriores sí hubo movimiento en el sector, pero en el día permanecían vacíos.

“En los feriados bajan las ventas. La mayoría de personas salen de la ciudad. Pero desde la tarde esto ya se llena porque ya regresan”.

En los locales de comida o entretenimiento de este sector se encontraban extranjeros. Ellos cargaban mochilas grandes, algunos leían libros, otros consultaban las guías de la ciudad. Los propietarios de estos locales esperaban que la concurrencia de clientes mejorara en la tarde y noche del último día de feriado.

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