La Tribuna del Sur, ubicada en la avenida Teniente Hugo Ortiz, estuvo copada de personas, quienes se dieron cita desde las 08:00 para conseguir un buen lugar y disfrutar del Desfile de la Confraternidad.
A esa hora, alrededor de 700 sillas de plástico fueron dispuestas bajo la tribuna para que los asistentes puedan observar cómodamente el programa.
Las calles aledañas fueron cerradas al tránsito vehicular. En las calzadas se instalaron varios negocios de comida, principalmente detrás de la tribuna.
Carmen Delgado, de 52 años, instaló un improvisado negocio de cebichochos, en la esquina del pasaje S0E 4 y Teniente Hugo Ortiz. Comentó que desde hace 10 años siempre vende comida en el Desfile de la Confraternidad.
“Es un buen negocio. En el desfile del año pasado vendí alrededor de 140 pinchos”, contó.
Camila Narváez y María José Pillajo, estudiantes secundarias, llevaban una bandera del Instituto Nacional Mejía. Ellas llegaron desde el sector de El Inca para ver desfilar a uno de sus primos.
Desde el redondel de la Atahualpa, las personas caminaban apresuradas para encontrar un puesto en la tribuna o en sus alrededores. Los asistentes, en su mayoría jóvenes de los colegios participantes, se ubicaron a lo largo de la avenida Teniente Hugo Ortiz.
Miembros de la Policía Metropolitana ayudaron a los adultos mayores, mujeres embarazadas y con niños pequeños a ocupar un sitio en los graderíos y en las sillas de plástico.
Laura Espinosa trajo desde su casa cinco almohadones azules para colocarlos encima de las gradas. Ella y su familia esperaban el paso de la estudiantes del Colegio Simón Bolívar. La hija de Espinosa estudió ahí y su nieta Carla Trujillo ahora es bastonera.
El paso de las comparsas y las bandas de paz estudiantiles arrancó aplausos del público.
El desfile de los carros alegóricos también captó la atención de los asistentes. Reinas de diferentes ciudades del país desfilaron en los vehículos adornados con cintas multicolores y con muñecos gigantes que hacían alusión a personajes quiteños. Ellas lanzaban rosas y besos.
Las barras de los colegios tuvieron su espacio en el sector. Las que más se escucharon, las del San Pedro Pascual, Central Técnico y Mejía. Chicos con camisetas, banderas y consignas de sus colegios acompañaron el recorrido.
Las ventas de helados, gorras y sombreros fue remplazada por abrigos de plástico y paraguas. La razón: ya empezado el desfile empezó a llover en el sur.
Las fiestas de la ciudad se cerrarán con el Desfile de luces y color, que recorrerá la avenida Amazonas, en el norte de la ciudad, desde las 19:30 de este martes.
Así, Quito vivió un festejo intenso, durante el fin de semana, por los 477 años de fundación.