Creo que la libertad es parte de una gran utopía, entendiéndola como un norte, como un objetivo, una meta a la que queremos acercarnos. Y creo que más que ser un fenómeno externo es interno. Se trata en el universo íntimo de cada quien, porque creo que nosotros somos los primeros carceleros de nosotros mismos. Es un estado espiritual y puede ser ejercida aún en la cárcel.La libertad de pensamiento no solo empieza porque yo pienso lo que yo quiera, sino que pueda tener toda la información posible a mi alcance para hacerme una visión personal, una reflexión del mundo y decidir sobre las cosas.
En Ecuador la libertad cada vez se limita más. Nunca hemos cultivado mucho la diferencia, nos encanta vivir en la semejanza, estamos más predispuestos a aceptar al semejante que al diferente. Y en esa noción creo que se va achicando cada vez más la libertad. Se ha achicado el espacio para reflexionar. Tengo la sensación de que el ambiente es un poco más asfixiante que antes.