Orlando Cortez, de 52 años, no dejaba de agradecer a Dios por salvar la vida de su hijo Daniel y la de su esposa Ligia. Con palidez miraba el asiento trasero de la camioneta que quedó destrozado por el impacto de un camión de gaseosas en la av. Simón Bolívar, ayer, cerca de las 09:40.
El accidente de tránsito se produjo a la altura de la entrada a Nayón y provocó el cierre vehicular en el llamado Corredor Periférico Oriental, por más de tres horas. Según las investigaciones preliminares de la Policía de Tránsito, posiblemente el conductor del camión que venía cargado con botellas de gaseosas no pudo detener el automotor y tras una maniobra se volcó: aplastó el cajón de la camioneta Chevrolet D-Max, de placas PCA-7142, en la cual viajaban dos personas.
Daniel Cortez (27), conductor de la D-Max, todavía nervioso contaba que iba en el vehículo junto con su madre Ligia, en el sentido norte-sur de la av. Simón Bolívar. El accidente se produjo luego de que se formara una hilera de vehículos, debido a que una volqueta, que se encontraba en la zona de trabajos de la vía, salió desde el costado occidental y ocasionó congestión. Cortez detalla que su camioneta estaba prácticamente detenida, en la fila de autos, cuando el camión vino desde atrás, por el carril de alta velocidad, y se impactó.
El choque los sacudió y cuando miró para atrás notó que la mitad de su vehículo estaba destrozada, solo los asientos delanteros de la cabina quedaron intactos.
“Me preocupé por mi madre y nos quedamos dentro sin saber qué hacer, gracias a Dios no tenemos un rasguño”. Orlando, su padre, se había bajado 10 minutos antes. Él iba en uno de los asientos posteriores. La familia Cortez se dirigía hacia los juzgados, para tramitar una documentación.
El chofer del camión Ney C. no quiso hablar. La Policía lo arrestó. Según la Corpaire, ese automotor, Hino placas ICN-522, aún no se presentaba a la revisión vehicular del segundo semestre del año para circular en Quito (en mayo aprobó el permiso del primer semestre, que caducó en julio).
Para Cristóbal Buendía, director del Observatorio de Movilidad, la av. Simón Bolívar es la de mayor siniestralidad de Quito. La relación es de 3 a 1; dice, es decir, si en el hipercentro hay un accidente, en la avenida hay tres. La primera causa de siniestros tiene relación con la escasez de señalética en la vía, sostiene, pese a que es una arteria de desfogue de alta velocidad (los vehículos livianos pueden ir a 90 km/h, en la ciudad el límite es 50 km/h; mientras que el transporte pesado puede ir a 70 km/h, a 40 km/h en la urbe).
En la acera, cerca de 7 000 botellas que estaban en el camión cayeron al piso; algunas se reventaron por el volcamiento y la gaseosa se regó en el pavimento.
Según Wilmer Paladines, representante de la empresa de gaseosas, quien llegó al lugar, se perdieron USD 15 000, solo en las bebidas (no cuantificó las pérdidas por los automotores).
Las pacas de botellas que quedaron intactas fueron llevadas por dos camiones de la empresa de gaseosas, que llegaron hasta el sector para tratar de “salvar” su producto. Mas, decenas de botellas fueron llevadas por personas que transitaban con vehículos por la avenida. Muchas de ellos llevaron costales para guardar lo que sobraba.
A las 13:00, la vía se abrió al tránsito normal de vehículos, luego de que se retiraran los restos de botellas. Durante las más de tres horas de limpieza, decenas de vehículos permanecieron atrancados en la vía, entre Nayón y Monteolivo.
Una norma en marcha
En el Concejo Metropolitano de Quito se planteará crear una normativa severa para quienes circulen a más de 90 kilómetros por hora en vehículos livianos (rango máximo establecido en una vía perimetral).
La av. Simón Bolívar está recién pavimentada. Los trabajos fueron inaugurados la semana pasada. Se invirtieron más de USD 32,5 millones en cerca de 30 kilómetros de asfalto.
Los trabajos de intervención vial incluyeron pasos deprimidos, uno de ellos se encuentra en el sector de Nayón.