La vieja casa donde vivió Carlota Jaramillo fue restaurada para convertirla en un museo, en homenaje a su vida y trayectoria.
La popular cantante y educadora es considerada uno de los personajes más importantes de Calacalí, una parroquia ubicada en el noroccidente de Quito. Entre sus paredes se encuentran algunos objetos que le pertenecieron, como chales, viejas fotografías, adornos y partituras musicales.
Allí se recrea la historia de amor entre Jaramillo y Jorge ‘Gato’ Araujo, quien compuso el pasillo Sendas distintas, dedicado a ella. Juntos tuvieron dos hijos, quienes fueron los encargados de guardar los recuerdos de sus padres, que ahora están expuestos.