Un olor agradable se percibe en las cafeterías del centro, en esta época. Es el aroma de los pristiños y de otros dulces de temporada, que se ofrecen en algunos locales.
Kaypi, ubicado en las calles Venezuela y Olmedo e inaugurado hace dos años, es uno de ellos. Los clientes pueden degustar allí los tradicionales pristiños.
Víctor Chauca, propietario y chef de Kaypi, aprendió esta receta durante su infancia, cuando él y sus seis hermanos ayudaban a su madre a prepararlos. Su gusto por los dulces nació de esta tradición familiar. Chauca siempre trata de dar un toque personal a las recetas que prepara.
Por ejemplo, los pristiños que él hace se caracterizan por ese toque de limón, que se obtiene del jugo y de la cáscara rallada de esta fruta y que se añade a la masa.
La preparación de los pristiños, bocaditos de harina de trigo fritos, que según la tradición representan la corona de Cristo, toma apenas 20 minutos.
Están elaborados con una masa de harina y mantequilla, que debe tener1 mm de espesor.
“El secreto para que los pristiños queden crujientes es que la masa quede lo más fina posible”, explica Chauca. Como es costumbre, en Kaypi se decoran los pristiños con miel hecha a base de panela. Chauca también le añade naranjilla . Un plato de 10 pristiños cuesta USD 1,50.
El tronco navideño, otro postre que se vende en Kaypi, es una adaptación de Chauca de un postre alemán. Se trata de un enrollado de harina, cocoa y azúcar relleno con crema chantilly y trozos de frutilla y durazno. Tiene un costo de USD 10,50.
En el restaurante San Agustín, ubicado en las calles Guayaquil y Mejía, también se preparan golosinas de temporada.
Andrés Chaguaro, administrador del local, cuenta que estos dulces se venden desde la inauguración del local, en 1858.
Las recetas del tamal navideño, los pristiños, los buñuelos y el ponche han pasado de generación en generación.
Antes, los dulces solo se preparaban en Navidad. La demanda fue tan importante el año pasado que decidió ponerlos a la venta durante todo el año.
Él cuenta que durante esta temporada es común que se reúnan varias generaciones de una misma familia a degustar los dulces navideños.
El tamal de la época está hecho de harina de maíz negro y raspadura y tiene un relleno de pollo, cuero de chancho y pimiento. Cada uno cuesta USD 1,25.
Los buñuelos, símbolo del pañal de Cristo, son bolas de harina de trigo, leche y anís. Una porción de cuatro cuesta USD 2.
Todos estos dulces pueden ser acompañados por el tradicional ponche navideño, bebida elaborada con leche, yemas de huevo, clavo de olor y canela.