Esperanza Oña matriculó ayer en la mañana a su hijo Hólger Encalada en el segundo de bachillerato de Contabilidad, en el Liceo Municipal Fernández Madrid, en el Centro Histórico.
A pesar de que no es obligatorio presentar el comprobante de pago, sí canceló los USD 135 del aporte voluntario para el Comité de Padres de Familia. “No duele pagar cuando hay obras”, dijo.
Para Oña, las instalaciones del plantel son de primera, las aulas y laboratorios están equipados.
Ella también resalta el cuidado, la limpieza y la seguridad. Los guardias no dejan ingresar si una persona no presenta la cédula.
Clemencia Vargas, madre de Cristian Usha, alumno de octavo de básica, destaca la calidad educativa. Por eso, también pagó el aporte. El Fernández Madrid es parte de las 37 instituciones que conforman el Subsistema Metropolitano de Educación en Quito.
La semana pasada arrancó el período de matrículas en estos establecimientos. Al inicio del proceso hubo quejas de algunos padres por los aportes que pedían los comités de padres de familia. La Secretaría de Educación del Municipio de Quito, mediante una circular, advirtió que no se puede condicionar la matrícula y que los aportes deben ser voluntarios. Hay avisos en las puertas de todos los planteles.
Según José Báez, secretario (e) de Educación, el Municipio cubre los salarios de los maestros, el mantenimiento de la infraestructura y el material de trabajo. Este año el presupuesto fue de USD 31 800 000. Para Báez, las contribuciones de los padres son importantes porque cubren las necesidades de los planteles, que no constan en el presupuesto anual.
Por ejemplo, se destinan para agasajos y pago a profesores extracurriculares (danza, música, entrenadores, etc.). Al respecto, dijo que este año se crearon 160 nuevas partidas para cubrir la demanda de este tipo de maestros.
De los 37 planteles, el Benalcázar, Fernández Madrid, Espejo, Sucre y Quitumbe son entes contables, es decir, tienen una asignación directa. En el resto, la Secretaría de Educación entrega el presupuesto según los proyectos.
El Fernández Madrid recibió USD 2 900 000 en este año. Orlando Andrade, rector de la institución, indicó que con este rubro se cubren los salarios de los 120 docentes y 60 administrativos. También se invierte en el mantenimiento de la infraestructura. Admite que no es suficiente.
El año pasado colapsó el alcantarillado del sector, como no estaba presupuestado, el Municipio no podía entregar el dinero. Los padres de familia cubrieron el arreglo, que ascendió a USD 30 000. Andrade asegura que los padres tienen proyectos.
Entre ellos, el seguro médico y la entrega de refrigerios a los estudiantes de bajos recursos. También pagan a los profesores especiales de atletismo, básquet, natación y fútbol.
Hace dos años entregaron un edificio con seis aulas y dos laboratorios. En estos días entregarán dos aulas y una sala múltiple. El año pasado, de los 1 800 estudiantes, solo cinco no entregaron el aporte voluntario.
En el Colegio Benalcázar se educan 1 408 estudiantes. Este año, el plantel recibió USD 2 871 135, de los cuales el 85% fue para los salarios de los 112 docentes.
La colectora Rosario Cuesta indicó que cada plantel presenta una pro forma, que es aprobaba por el Concejo Metropolitano. Los desembolsos llegan a tiempo.
El vicerrector Freddy Rodríguez explicó que en este colegio se prohibieron los aportes de los padres de familia. Reconoció que la colaboración de ellos sirve para el pago de entrenadores. “Luego veremos cómo cubriremos esos gastos, que son inevitables”.
La Unidad Educativa Quitumbe también recurre a los aportes voluntarios. La asociación de padres paga a los maestros de los talleres vespertinos. Ayuda en el mantenimiento de la infraestructura, que bordea las seis hectáreas. Para Patricio Tapia, coordinador del Sistema de Gestión de Calidad, sin el apoyo de los padres sería imposible, pues al año el Municipio les entrega USD 215 000. En el rubro no están incluidos los salarios de los 110 maestros del plantel, que son depositados en sus cuentas.
Alexandra Vargas escogió el plantel Quitumbe para que se eduque su hija Claudia Romero, por la exigencia educativa. Allí la nota mínima permitida es de14,14, dos puntos más que en el sistema fiscal. En el aula hay un televisor, DVD y computadora.
Los establecimientos educativos municipales se destacan por la alta calidad educativa, según Báez. “El proceso de selección de los maestros es muy exigente. Se lo hace a través de concursos”.
En las pruebas SER del Ministerio de Educación, el Benalcázar superó con más de 100 puntos el promedio nacional, que fue de 500. En tercero de bachillerato obtuvo 639,90. Diego Muñoz, estudiante de tercero de bachillerato, cuenta que sus profesores son puntuales y muy preparados.
La capitación a los maestros es permanente. Según el Vicerrector, todos los meses el Municipio dicta cursos y talleres.
El Fernández Madrid tiene una certificación de calidad ISO 9001- 2008 y es la primera institución en ganar la medalla de oro a la excelencia.