El rostro de la ciudad cambió, paulatinamente, desde fines de noviembre. En las calles se multiplicaron las luces de colores.
La Navidad volvió, como cada año, para darle un toque distinto a la cotidianidad capitalina.
Aunque los árboles de Navidad y las luces abundan en las casas y edificios de Quito, hay sectores donde la decoración es mucho más llamativa. En la calle Martín de Utreras, en el sector de La Granja, por ejemplo, hay un grupo de casas decoradas con luces blancas en las ventanas, balcones, árboles y rejas. Unos pequeños renos con luces amarillas descansan sobre el césped.
Al recorrer las avenidas de la ciudad resalta la decoración en las afueras de centros comerciales como El Bosque. Allí hay estrellas que brillan en medio de luces lilas y verdes. En El Jardín hay un inmenso árbol de Navidad luminoso, de estructura metálica. En el CCI, las hadas invitan a pasar a los locales.
Uno de los arreglos más llamativos es el pesebre luminoso del Centro Comercial Cumbayá. Para llegar hay que pasar por arcos de colores que adornan la avenida. En distintas áreas de este centro hay otros elementos de decoración, como un pequeño Papá Noel que tiene a sus pies algunos regalos navideños.
En el parque central de Cumbayá se ve a lo lejos una figura similar a la de un árbol de Navidad, decorado con ramas verdes, cintas, juegos de luces y un ángel dorado en la parte superior. Pero en realidad, todos estos elementos están sobre la pileta que decora esta plaza.
También en el sector de la Granda Centeno y en el Quito Tenis, la Navidad es un motivo para cambiar la imagen de las casas por un tiempo.
Así, el ambiente navideño se instaló en la ciudad, a las puertas del festejo del nacimiento de Jesús. Papás noeles, ángeles y duendes deambulan por las calles. Atraen las miradas de niños y adultos. El ajetreo por las compras también es intenso.