La alegría se expresó con espuma

Jóvenes y niños se reúnen en los parques de Quito para jugar con el agua de las piletas. Otros usaron espuma para jugar en la calle. Foto: Bolívar Vásquez / EL COMERCIO

Jóvenes y niños se reúnen en los parques de Quito para jugar con el agua de las piletas. Otros usaron espuma para jugar en la calle. Foto: Bolívar Vásquez / EL COMERCIO

La plaza 24 de Mayo fue el escenario de mariachis, bailarinas, superhéroes, montubios y otros personajes de ficción y de la cultura popular ecuatoriana. Alrededor de 160 niños y niñas del centro infantil Antonio Gil dejaron por un momento la rutina diaria y en caravana llegaron al remodelado bulevar del Centro Histórico.

Un grupo de 20 maestros y algunos padres de familia vigilaban a los pequeños, cuyas edades oscilaban entre los siete meses y los cinco años. Sin esperar a que el cielo se despeje totalmente, los niños empezaron a lanzar espuma de carnaval, mientras correteaban alrededor de unas enormes y coloridas figuras que se habían instalado en la plaza.

Elena Tacuy se reía viendo jugar a su hijo Anthony Yumbo. A ella no le gusta jugar con agua y ve en el uso de la espuma artificial una buena alternativa. Los padres y maestros se contagiaron de la algarabía de los pequeños y también se lanzaban carioca.

Johanna Anangonó, otra maestra, aseguró que este es el cuarto año consecutivo que salen con los niños a festejar el carnaval en la plaza. Acotó que la remodelación del espacio público promueve las actividades culturales en el sector. A las 11:00, la mayoría de niños ya estaban empapados y las maestras decidieron regresar para secarlos y cambiarlos.

Personal de la Policía Metropolitana rondaba los espacios públicos para evitar que se juegue carnaval de una manera brusca.

Cerca del mediodía, los jubilados de la Asociación Batalla de Tarqui se tomaron la plaza Benalcázar con música y baile. Bajo el zaguán de una antigua casa, la Banda Juvenil de La Magdalena entonaba ritmos tradicionales.

Roberto Pastuña, quien estaba a cargo de los platillos, recordaba que desde las terrazas y balcones, los vecinos del barrio lanzaban agua en baldes y lavacaras. “Ahora se vive la fiesta con más respeto”.

A las 12:30 salió el sol y la fiesta se animó aún más. En el centro de la plaza, el Taita Carnaval, representado por Gabriel Riera, bailaba rodeado de sus amigas y amigos que lucían caretas de cartón y disfraces. Explicó que ese tipo de actividades mejoran la autoestima de los adultos mayores.

Alrededor de la plaza, las jóvenes estudiantes del Colegio Simón Bolívar caminaban con el cabello lleno de espuma, picadillo, harina y agua.

En la esquina de la Olmedo y Benalcázar, Nathaly Sanmartín, Dayra Arias, Massiel Balarezo y Erika Villalba se cuidaban que sus amigos de otros colegios no las sorprendan. Ellas tenían espuma de carnaval para ‘defenderse’.

En la acera del frente, un grupo de jóvenes del Colegio Pichincha disparaba sus últimas cargas de espuma de carnaval. Andrés Calvache dijo que jugar solo con espuma le parece más divertido y menos peligroso.

En el parque de La Carolina, cientos de jóvenes disfrutaron de un momento de esparcimiento durante un concurso de DJ, organizado por el Patronato Municipal San José. Varios estudiantes demostraron sus habilidades para el baile sobre el escenario de este espacio público.

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