El próximo 8 de septiembre, Quito cumple 34 años como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Ayer, los primeros festejos ya se sintieron en plazas y calles del centro histórico. Las actividades continuarán durante todo el mes.
Miles de quiteños, ecuatorianos y extranjeros llenaron las calles del centro capitalino. Personas de la tercera edad, niños y adultos recorrían iglesias, plazas y locales comerciales del sector. Cada uno buscando disfrutar u ocupar el último día de vacaciones escolares.
Poco a poco, las plazas de Santo Domingo, San Francisco, el Bulevar de la 24 de Mayo y el callejón de la calle García Moreno, lugares destinados para conmemorar a Quito como Patrimonio, se fueron llenando de espectadores.
María Vargas, de 82 años, fue una de las primeras en llegar a la calle García Moreno. Con su cabello blanco y sujetada del brazo de su esposo, tomó un lugar en la vereda de la vía. Ella esperó la presentación de la danza Kaipimi Kani Pachamama, de la Universidad Central del Ecuador.
Quince minutos después, 12 jóvenes salieron de en medio de los aproximadamente 150 espectadores. Al ritmo de danza otavaleña comenzaron a bailar. Las faldas amplias y plisadas, de vistosos colores, empezaron a girar con el movimiento de caderas. Mientras, los hombres con gestos galantes acompañaron a las danzantes.
Tres niñas, hijas de los integrantes del grupo, salieron en medio de la coreografía. Con movimientos de danza indígena y su mano haciendo reverencia al público, consiguieron que los espectadores estallen en aplausos.
Imágenes como está se replicaron en la plaza de San Francisco. Ahí, se presentaron varios grupos de danza. Los mismos, que recibieron la ovación de cientos de personas que llenaron la plaza y el balcón de la iglesia.
La agrupación Nuestras Raíces, se presentó con música peruana. Los 30 integrantes mantuvieron atentos a los asistentes, durante 30 minutos. También estuvo el Ballet Andino Ecuador, el cual mostró la riqueza de la danza chimboracense. Sin duda, uno de los espectáculos que más llamó la atención fue la danza del Yamor, interpretada por la agrupación Ñucanchi Alpha.
Pero las actividades continuaron en la Plaza de Santo Domingo. Este sitio fue el escenario para el teatro, la música y el circo. El primer acto se lo llevó la niñez de San Roque. Los Fabulosos Bonitos de la Cantera sorprendieron al público con su música, a partir de tarros de pintura, botellas con piedras, bombos, etc.
Ahí, también se presentó la iniciativa Varíate Callejeando. El proyecto incluye circo, danza y teatro. Un payaso del circo Chiflete, robo sonrisas a las más de 100 asistentes. Además, se encargó de que el público participe. Por ejemplo, en su acto de escape tres asistentes lo ayudaron. El primero, amarró sus manos. El segundo, todo su cuerpo. Y la tercera, lo ayudó a escapar de la soga y el pañuelo que lo sujetaban.
Además, no faltaron las caritas pintadas. Nicol Quinchua, de siete años, fue una de las primeras en tomar su turno para que le diseñen una mariposa en su rostro. “Le encanta colorearse la cara. Apenas lo vio me hizo parar”, señala Ana Molina, madre de Nicol.
Estas actividades en familia se repitieron en el bulevar de la 24 de Mayo. María Muñoz, de 52 años, acompañó a su hija Carla Castro, a participar en la bailoterapia. Ahí, 25 personas danzaron al son de salsa, música electrónica, entre otros géneros.
Estas fueron algunas de las actividades realizadas en homenaje a Quito como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Para la próxima semana se prevén muchos otros eventos. Uno de ellos será el seminario taller ‘Planes de manejo y países culturales aplicados a sitios arqueológicos’.
Este foro se desarrollará desde el cuatro al siete de agosto, en el centro de convenciones Eugenio Espejo (centro de la urbe).