80 kilómetros para convivir

Los 80 kilómetros de ciclovía que hasta el momento están delimitados en Quito tienen una particularidad: no son homogéneos. Y no lo son porque desde la av. 5 de Junio, en el sur, hasta los sectores de la Jipijapa y La Y, en el norte, los ciclistas, conductores y peatones deben saber que hay tramos exclusivos para la circulación de bicicletas; otros son compartidos con vehículos; y un tercero, con los peatones. En este último caso está la calle Mercadillo.

Además, por la noche, hay segmentos que se utilizan como estacionamientos, como la calle Isabel la Católica.

Esta realidad confunde a ciclistas, peatones y conductores de vehículos, a tal punto que hay sitios en donde la movilidad tiene un mayor riesgo de accidentes.

Por algo, organizaciones ciudadanas como BiciAcción, se refieren a esta realidad que frena la consolidación de la ciclovía como un espacio para los ciudadanos que optan, a diario, por este tipo de movilización. De hecho, hablan de la falta de infraestructura control y promoción.

Por fuera del gusto o no por la bicicleta, la ciclovía es una muestra de respeto ciudadano a la convivencia. Por esto, autoridades y habitantes deben actuar para consolidarla.

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