Darwin Pazmiño, de 24 años, decidió dejar atrás su pasado “violento” para emprender nuevos proyectos. Él pertenece a Los Ñetas, una agrupación de jóvenes que está presente en sectores como: Chillogallo, en el sur, y Carcelén, en el norte de la urbe. Hace dos meses se inscribió en el curso de capacitación para crear su propio negocio. El pasado fin de semana se graduó de microempresario junto con otros 24 jóvenes.
Pazmiño recordó que durante ocho años (desde los 14 a los 22) tuvo enfrentamientos violentos. “Participé en una guerra absurda. Varios amigos perdieron sus vidas. Estuve preso dos veces”.
Él dejó sus estudios para ingresar a esta agrupación. “En mi ignorancia, yo quería ser el mafioso del barrio. Quería que la gente me tema”. aseguró.
Esta mentalidad le condujo a atacar a sus rivales. “Usaba armas, cuchillos, piedras, picos de botella”. Producto de estas riñas le fracturaron la nariz y le rompieron la cabeza.
Cuando ingresó a la cárcel, hace cinco años, empezó a consumir drogas. Luego con un grupo de amigos se dedicó a expenderla. “Mi madre vivía intranquila. Pensaba que me iban a matar. Gracias a Dios mi vida cambió”.
La muerte de sus amigos, de su hijo y la preocupación de su familia le motivó a dejar a atrás ese estilo de vida. Se mudó de casa. Dejó su ciudad natal Guayaquil y se instaló en Quito.
Ahora tiene una hija de un año llamada Kiara. Quiere salir adelante por ella.
El Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep) a través del proyecto Reintegración Educativa y Laboral para Grupos Alternativos Prioritarios (GAP) apoyó a la formación de Pazmiño y otros y sus compañeros.
Actualmente, Pazmiño quiere culminar sus estudios y tener su propia microempresa, para crear fuentes de trabajo. Considera que en su grupo hay jóvenes con talento. Saben de gastronomía, cerrajería, pintura, entre otros oficios.
El líder de Los Ñetas en Quito es Andrés Quinatoa, de 26 años. Él también decidió cambiar el rumbo de su vida. Ingresó al grupo a los 13. Su fin era conocer amigos y salir a farrear. Sin embargo, contó que en una temporada se dedicó a delinquir y consumir drogas. “Usaba armas para atacar a mis enemigos. Robaba a las personas. Desde los 17 años fumaba marihuana y cocaína”.
Consideró que actuó de esa manera porque no conocía en detalle los principios de Los Ñetas.
Esta agrupación apareció en 1980, en la cárcel de Puerto Rico. Su principio es luchar en contra del abuso de las personas que están privadas de la libertad. Ellos usan un rosario hecho con mullos blancos, negros y rojos. Estos tienen forma de corazón. Ser Ñeta significa “nueva vida, algo puro”, cuentan sus integrantes.
Hace cinco años, Quinatoa se propuso rescatar a los jóvenes Ñetas que estaban en situaciones adversas. Él cree que como líder debe dar el ejemplo. Por esa razón, decidió capacitarse en el Consep. Aspira que el resto de sus compañeros tomen la misma decisión para emprender sus propios proyectos. “Somos personas valiosas que podemos salir adelante”.
El reto actual del líder de Los Ñetas es terminar de estudiar el bachillerato y consolidar su microempresa. Él sabe pintar, enlucir paredes y diseñar. En el curso también aprendió bases de contabilidad, manejo de programas informáticos y negocios.
Pazmiño y Quinatoa esperan consolidar sus proyectos empresariales. Los dos quieren montar negocios de pintura, cerrajería o gastronomía. Sus familias asistieron a su graduación.