En 24 barrios de Cumbayá y Tumbaco, en el nororiente de Quito, el agua potable llega a las casas, desde ayer, con menos caudal. Está previsto que el suministro se normalice a partir de mañana.
La causa es la ruptura de la tubería que transportaba el líquido desde Guápulo hasta el tanque Pallares, en Cumbayá. Desde este lugar se distribuye el agua potable a Cumbayá y Tumbaco.
El martes pasado, un deslizamiento de 1 000 m³ de tierra por la lluvia arrastró y destruyó 50 metros de la tubería. El deslave se registró en la margen izquierda del río Machángara, en el sector de La Tolita, en Guápulo. El lugar donde ocurrió el deslizamiento está ubicado en el interior de la planta sur de la fábrica Inexa.
Esta tubería transportaba 120 litros por segundo de agua desde las vertientes de Guashayacu.
El daño ocasionó que la planta Pallares se quede sin el 25% del líquido que se consume en Cumbayá y Tumbaco. En Guápulo, las válvulas permanecen cerradas desde el martes a las 19:00.
Los barrios altos de Cumbayá son los principales afectados. Uno de ellos es San Juan Alto. Allí, en la mañana de ayer ya se notó una reducción del caudal.
María Unauchu, de 56 años, lavaba su ropa con un pequeño chorro de agua que caía en el tanque. Su esposo Luis Sinchi comentó que están acostumbrados a los cortes. “Esto es permanente”.
A María Unauchu le incomoda esta realidad, porque se demora más en sus quehaceres. Una opinión similar tuvo Isabel Acuña, dueña de un restaurante en el barrio San Juan Bajo.
Desde las 09:00 notó que por los grifos salía menos agua. Ella tomó la previsión de recoger el líquido en un balde, para no quedarse desabastecida en caso de que hubiera un corte. “Es molestoso, porque no sabemos qué pasa o cuánto tiempo vamos a estar así”.
Otro de los sectores que se podría afectar, según la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Emaap), es el barrio Santa Lucía. Teresa Galarza, de la tienda El Valle, dijo que, hasta el mediodía, tuvo agua suficiente.
Ella no conocía de los posibles racionamientos. “Si van a cortar el agua, es mejor que nos avisen con tiempo, para guardar en baldes”.
Ella comentó que en varias ocasiones le ha tocado comprar botellones, porque no pudo abastecerse antes del corte.
En el barrio San Roque, la situación fue parecida. El caudal de agua no se redujo hasta el mediodía. Cecilia Tabares aseguró que no se ha enterado de la ruptura de la tubería en Guápulo.
Desde ayer, 25 obreros de la Emaap están a cargo de la reconstrucción de la tubería en el sitio del deslave. No tienen ayuda de maquinaria pesada, por la dificultad en el acceso a la fábrica.
La cuadrilla cavó una zanja por donde pasará la nueva tubería de 12 pulgadas. Se ubicará a 10 metros de distancia del borde del talud, para evitar un nuevo colapso.
Adicionalmente se construirá una cuneta para controlar el flujo de las aguas lluvias, que es la causa de los derrumbes. En el sitio ya se han registrado otros deslizamientos. Está previsto que los trabajos concluyan mañana.
Leoncio Galarza, jefe de la Emaap, ratificó que no habrá cortes del servicio en Cumbayá y Tumbaco. El funcionario explicó que el tanque Pallares se abastece en un 75% de la Planta de Tratamiento de Bellavista.
Los racionamientos del servicio se cumplirán, especialmente, en las horas de mayor consumo: en las primeras horas de la mañana, al mediodía y en las primeras horas de la noche. Los obreros tienen la disposición de trabajar de manera ininterrumpida, durante las 24 horas, para solucionar lo más pronto el problema. La tubería destruida tiene más de 20 años.
Guápulo es una de las zonas identificadas en el mapa de riesgo, por las lluvias, elaborado por el Municipio del Distrito. Aquí, la mayor amenaza son los deslaves. La razón es que se levanta a la margen del río Machángara.
Hoy se hará una nueva evaluación sobre el avance de los trabajos para el cambio de tubería.