La oferta de buses de servicio público difiere en la ciudad. Mientras en los sectores periféricos, la cobertura es reducida, entre La Ecuatoriana, Chillogallo y Caupicho, al sur, y el Comité del Pueblo y El Condado, al norte, hay usuarios que tienen hasta seis opciones para llegar al mismo destino.
Según el permiso de operación otorgado a estas empresas, 20 de las 62 operadoras de transporte público urbano e interparroquial tienen el mismo origen y destino o coinciden en hasta un 90% del recorrido.
Esto lo señala José Santamaría, presidente de la Cámara de Transporte del Distrito Metropolitano. El dirigente añade que la similitud entre las rutas que cubren las operadoras se produce por el diseño de los recorridos que están establecidos. Eso genera congestión.
Para constatar esta situación, solo basta aguardar unos minutos en una de las paradas. Por ejemplo, en la avenida Gran Colombia, sector La Alameda, de siete buses que pasaron, al mediodía del martes pasado, cuatro tenían un punto de partida y destino parecido. Eran las operadoras Transplaneta y Mariscal Sucre que cubrían Monjas-Universidad Central y Quiteño Libre y Alborada con la ruta desde el Comité del Pueblo hasta La Marín.
En el sur, una de las rutas recurrentes es La Marín-Chillogallo y La Marín-Mena Dos. En la primera hay seis operadoras que realizan este recorrido: San Cristóbal, Ecuatoriana, Transporsel, Latina, Juan Pablo II y Tesur. La otra ruta es cubierta por tres operadoras: Reino de Quito, Vencedores de Pichincha y Quitumbe. Ante tanta demanda los pasajeros que se dirigen hacia estos sectores, optan por tomar el primero que pase cerca de la parada.
Para Mercedes Caisaguano, usuaria, quien abordó un bus de la Cooperativa San Cristóbal para ir a San Luis de Chillogallo, esta realidad genera competencias. “Eso pone en riesgo a los usuarios”.
Según la Encuesta de Movilidad del Distrito, en un día laborable se realizan 4 271 565 viajes, de estos un 52,2% (2 230 584) se los hace en servicio público masivo. Las 62 operadoras que prestan el servicio ofrecen alrededor 140 rutas, entre urbanas e interparroquiales.
La avenida Napo, en el sureste, es un ejemplo. En un tramo de esta vía entre las calles Gualberto Pérez y la Pedro Pinto confluyen 13 operadoras. Tienen como destino ya sea La Marín o la Universidad Central del Ecuador. Esta situación, según Santamaría, hace que se mantengan las competencias, pese a que el sistema de caja común está implementado, desde diciembre del 2013.
Con esta medida se busca que los ingresos económicos entre los transportistas sean repartidos equitativamente y no en función al número de pasajeros. También se planteó un rediseño de las rutas para evitar las competencias y brindar el servicio a todos los sectores. Esto último está en espera.
Patricio Ubidia, presidente de la Comisión de Movilidad del Concejo Metropolitano de Quito, informó que la siguiente administración municipal tendrá que ejecutar esta tarea. Para esto se cuenta con una matriz que hace referencia a las necesidades del servicio de transporte en los barrios.
César Arias, experto en Movilidad, explicó que para el rediseño de las rutas se deben tomar en cuenta también otros factores. La sobredemanda del servicio en ciertas zonas se produce porque los ingresos resultan más rentables en el hipercentro. Mientras tanto, en las periferias la demanda se produce solo en horas pico.
En contexto
Pese a que el sistema de la caja común se aplica desde diciembre del 2013, los correteos entre buseros siguen. La similitud en las rutas que cubren las operadoras es una causa. Esto obliga a la ‘competencia’ por captar pasajeros.
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