En la UPC de la Villa Flora, el sargento Herman Riofrío toma lista a los vigilantes civiles. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Los ataques contra los carros se perpetran en “estacionamientos vehiculares en los que frecuentemente no existe personal policial”. Esta alerta aparece en un documento de la Policía en el cual se detalla el plan de seguridad Vigilante Seguro, que hace nueve días se presentó en Quito, precisamente “para reducir el robo de autos, de motocicletas y sus accesorios”.
502 cuidadores civiles están dentro de ese plan. El grupo fue capacitado una semana en cómo identificar el perfil de personas sospechosas y a las 08:35 de ayer, 52 de ellos salieron de la UPC de la Villa Flora, para cuidar, por ejemplo, la av. Rodrigo de Chávez y sus intersecciones.
Estos grupos actúan especialmente en “puntos críticos (…) en los que se ha identificado una actividad delictiva elevada”.
Las primeras alertas de lo que sucedía con las bandas llegaron hace nueve días, cuando el comandante general de la Policía, Fausto Tamayo, dijo que el nuevo programa es para bajar el robo de autos, motos y accesorios.
Las cifras oficiales de Quito revelan que el año pasado hubo 253 robos de automotores más que en el 2013.
A Jorge S. le sustrajeron su auto a inicios de diciembre, cuando la capital estaba en plenas fiestas. Lo parqueó afuera de la casa de su amigo y luego de dos horas se asomó a la ventana y ya no estaba. “Llamé a los policías del sector y me dijeron que como mi carro no tenía muchas seguridades se aprovecharon de eso y se lo llevaron. Hasta ahora no lo encuentro”.
El año pasado, 3 527 personas también denunciaron que sospechosos se llevaron los accesorios. A Carlos R. le atacaron dos veces. En la primera se apoderaron del cerebro y del radio y en el segundo solo del radio.
Los investigadores detectaron que las bandas actúan entre dos o tres personas. Lo primero que observan es que no haya nadie alrededor y con ayuda de destornilladores, alicates o llaves prediseñadas abren el automotor y lo desmantelan.
Precisamente, el miércoles agentes detuvieron a un hombre mientras intentaba sustraerse espejos de un carro que estaba en una calle del centro. El desconocido fue descubierto por el dueño, quien de inmediato llamó a los uniformados.
Otra forma de operar de los accesoristas es “bajo pedido”.
Esto quiere decir que “el cachinero manda a sustraer la pieza de un modelo específico de vehículo del que solicitaron”, explica un agente.
Por eso, los civiles del plan Vigilante Seguro dicen que la tarea es “prevenir estos delitos y que la gente vea más seguridad en estacionamientos”.
Una persona que está dentro de ese grupo dice que frecuentemente recibía amenazas por parte de personas que se dedicaban a llevarse accesorios. “Me decían que me iban a matar y que me fuera de ahí. Ahora estamos más organizados”.
Un cuidador formado por la Policía vigila en la av. Rodrigo de Chávez, en el sur de Quito. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Otra mujer también contó que en los tres años que cuida carros se ha enfrentado a personas que han querido apoderarse de los autos. “Aquí hay veces que a uno le insultan, porque está cuidando; hay hombres que antes nos amenazaban, pero ahora enseguida llamamos a los policías y nos ayudan”.
En El Pintado, otro barrio del sur de Quito, 30 vigilantes más inician su trabajo a las 15:00 de ayer. En ese sector, la presencia de bares y discotecas aumenta la actividad en las noches. Allí los cuidadores trabajan hasta las 12:00 o en algunos casos hasta la madrugada.
Un estudio levantado hasta diciembre por el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC) dice que el 84,8% de robos se realiza cuando los vehículos están estacionados en la vía pública. Allí se detalla que estos hechos incluso se producen en estacionamientos privados.
Y lo que más se llevan las bandas son automóviles, motocicletas, camionetas, jeep, carros pesados, furgonetas, buses, entre otros.
Aunque el proyecto tiene vigencia en diciembre, las autoridades dicen que se analizará el trabajo de los vigilantes para que 1 500 más se sumen a estas tareas y extenderlo a otras ciudades a escala nacional.
Desde hace una semana, los cuidadores portan una identificación que les faculta trabajar legalmente. Además, usan un chaleco reflector de color naranja con sellos de la Policía y un pito con el que se comunican entre ellos en caso de alguna emergencia.
Quito
502 personas fueron capacitadas por la Policía para hacer vigilancia en los parqueaderos
En contexto
Investigadores de la PJ saben que las mafias almacenan las piezas robadas en distintas zonas de la ciudad. Se han identificado bodegas clandestinas en La Argelia, Ferroviaria Alta, Los Dos Puentes, La Magdalena, La Forestal, Solanda, Guamaní, Santo Tomás y Caupicho.