Un grupo de familiares de víctimas de accidentes de tránsito, autoridades y activistas recordaron este domingo a los fallecidos en incidentes viales. Foto: Paula Merchán/ EL COMERCIO
Cada tercer domingo de noviembre se conmemora el Día Internacional en recuerdo por las víctimas de accidentes de tránsito. Este 20 de noviembre, en Quito, la fundación Karuna: Corazones en el Cielo estuvo a cargo de la ceremonia en la que autoridades estatales, municipales y de la empresa privada se juntaron para generar conciencia sobre la cruda realidad que se vive a escala mundial y nacional sobre este tema.
“Cada año mueren un millón 300 mil personas en el mundo”, dijo María del Carmen De la Torre, presidenta de Karuna. Esto, según la activista, significa que hay más de 3 000 víctimas mortales cada día.
Gustavo Hinostroza, viceministro de Transporte, estuvo presente en el evento y manifestó que los accidentes de tránsito no son un asunto individual, sino “una obligación moral y preocupación de índole social”.
Para Hinostroza, el impacto final no es una cifra, sino que hay familias desmembradas. Por ello, manifestó que “ni una muerte más en las vías” debe ser la consigna de todos.
Los responsables de los accidentes de tránsito no son solamente los conductores, sino todos quienes se trasladan de un lugar a otro. Este fue un llamado para toda la sociedad, pues desde los peatones hasta ciclistas, transporte público y motociclistas pueden “prevenir o provocar accidentes”, dijo Hinostroza.
“El 96% de los siniestros de tránsito son por factor humano”, manifestó Juan Zapata, secretario de seguridad del Distrito Metropolitano de Quito. Por esta razón, casi todos ellos se pueden evitar, ya que no se deben a eventos fuera del control de las personas, como desastres naturales.
Zapata dirigió la campaña ‘No más corazones azules en las vías’ hace más de 10 años, a lo que se refirió diciendo que “todos tenemos la probabilidad de ser un corazón azul”.
Para el Secretario, si a cada víctima de un accidente de tránsito se le sumara su familia, “el estadio olímpico Atahualpa quedaría corto para albergar a todas ellas”. Y es que los afectados por estas tragedias no son solo quienes perdieron la vida o sufrieron lesiones, sino los autores de las mismas y sus familiares.
María del Carmen De la Torre perdió a su hijo, Marco Zurita, en un siniestro de tránsito. “Por nueve años no quise saber nada del mundo, pero luego tomé la bandera”, dijo. Fundó Karuna: Corazones en el Cielo con el objetivo de juntar a todas las entidades gubernamentales, uniformadas y civiles e, incluso, a las empresas privadas para evitar que más familias pierdan a sus seres queridos.
Hace un mes, Janeth De la Cruz perdió a su hijo de 10 años debido a un atropellamiento. “Una mujer en exceso de velocidad impactó a mi hijo”, contó la madre de la víctima entre lágrimas. Y, a pesar de que muchos vieron quién fue, nadie quiso dar su nombre. “Lo único que pido es justicia”, manifestó.
En el evento se encendió la antorcha por la vida como símbolo de todos los que han sufrido por estos accidentes. También, en memoria de quienes ya partieron, se lanzaron al cielo globos blancos y azules. “Por cada víctima hay una familia que tiene que hacer frente a la muerte, a la recuperación y a los costos económicos”, dijo De la Torre, haciendo un llamado para la concientización de esta tragedia.
Y a los jóvenes les dijo sola una cosa: “regresen a casa, porque siempre hay alguien que los espera”, concluyó.