Roxana Cazco, Corresponsal en Madrid
Hace 15 días, el alcalde Augusto Barrera anunció en Madrid que en dos años y medio se empezará a construir una línea de metro o tren subterráneo en Quito. Dentro de cinco años, según el anuncio, se terminará de construir esta primera etapa.
Barrera, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, firmaron el pasado 21 de octubre un convenio de cooperación para trasladar al Distrito el modelo de transporte público madrileño.
El acuerdo prevé asistencia técnica y acompañamiento permanente de expertos de la red de transporte ibérico para la construcción del metro en Quito y su articulación con un sistema integrado de movilidad. La primera fase prevé el viaje de técnicos madrileños a Quito.
Este Diario empieza desde hoy una serie sobre cómo funciona este sistema de transporte en varias ciudades de América y Europa. Se propondrá un debate sobre los pros y contras de construir un metro para la ciudad. La serie empieza con Madrid, uno de los más grandes del mundo y con mayor proyección y donde varios ecuatorianos ya usan este sistema de transporte.
La red de transporte tiene 284 kilómetros
Cuatro Caminos, Carabanchel, Pueblo Nuevo, Villaverde, Usera, Vallecas y Aluche son los barrios más poblados por los ecuatorianos en Madrid, España. Allí residen 59 650 compatriotas y la red de metro llega a cada uno de estos sitios. Móstoles, Fuenlabrada, Leganés, Getafe son pequeños municipios aledaños a la capital también cubiertos íntegramente por la red de transporte masivo.
Nuevas estaciones
El metro de Madrid tendrá siete nuevas estaciones entre 2010 y 2011 con un presupuesto de 700 millones de euros. Se remodelarán las estaciones de Ópera , Argüelles y Carpetana.
Las últimas encuestas sobre la calidad del servicio, le dan a Metro una nota de 7,23 sobre 10. Madrid asesoró la construcción de los metros de Santiago de Chile y Santo Domingo.Han pasado 90 años desde que la estación Cuatro Caminos, la primera del metro madrileño, nació bajo tierra. Ahora recorre 284 km, tiene 294 estaciones y llega a 12 municipios de la región. El 76,6% de la población de estas zonas tiene una parada a menos de 600 metros de su casa. Es el metro más largo del mundo en kilómetros de túnel, es la red con mayor número de escaleras mecánicas y ascensores, y es la tercera del mundo por el número de estaciones que posee.
Además, es uno de los metros más valorados del mundo por su comodidad, mantenimiento y permanente ampliación. El sistema de transporte madrileño funciona como una red articulada entre el metro, los trenes de cercanías y los autobuses.
Allí se utilizan tiques del subterráneo, que son abonos que además sirven para buses y para trasladarse a algunas estaciones de Cercanías Renfe (Red Nacional de Ferrocarriles Españoles).
En una comunidad con 4 333 476 vehículos, el metro de Madrid es una respuesta al congestionamiento y el estrés en las vías. “Lo difícil es no encontrar un metro cerca”, dice Elva Catota, una quiteña de 41 años, que reside desde hace ocho en España. Vive en Pueblo Nuevo, a escasos pasos de la estación con ese nombre, y utiliza el subterráneo al menos cinco veces al día. Ella se moviliza con un abono de metro de 46 euros al mes. “Marco una sola vez y hago los trasbordos que quiero y puedo llegar a cualquier estación”.
Tarda 45 minutos desde su casa hasta el piso donde limpia en Carabanchel. Ella asegura que quisiera que el metro funcione en Quito y recuerda que se tardaba hasta dos horas y media en trasladarse desde su casa en San Bartolo, en el sur, hasta Calderón, en el norte.
¿Las desventajas de este transporte? Para Catota lo que le molesta del metro es que no se puede admirar el paisaje, pues el transporte va bajo tierra.
Pero a Carmen Ontaneda, quiteña reagrupada hace un año y medio, no le molesta movilizarse bajo tierra. Para ella, sus desplazamientos dependen casi en su totalidad del metro. Vive en Barajas y para llegar a la estación más cercana toma un bus.
La ventaja es que el abono mensual le sirve para utilizar indefinidamente los buses y metros que quiera. “El servicio es excelente, cómodo, limpio y ecológico. Se gasta luz pero no contamina”, dice esta mujer dedicada al cuidado de niños. Ella recuerda que en Ecuador viajaba estropeada y que el sistema de transporte era desorganizado y sin ningún control.
Valentina López, una madrileña de 77 años, ha utilizado el metro desde1952 y señala que el servicio es excelente. A su edad, las escaleras mecánicas y los ascensores son sus aliados.
Muy pocos como López han experimentado de cerca los cambios de la red de transporte masivo. Desde lo físico hasta lo social. “Hace 40 años el metro olía a mal. La gente no se duchaba porque no tenían condiciones en casa”, recuerda. También rememora el escaso desarrollo que tuvo la red durante la dictadura franquista -“se construyeron un par de estaciones”- y que el florecimiento llegó con el arribo de la democracia. Dice que con la llegada de inmigrantes a la Península disfruta más de los vagones “porque hay más vida”.
Punto de Vista José Atiaga/ Experto
En esta urbe
Primero hay que tomar en cuenta que el metro que se construirá en Quito debe ir tanto a nivel subterráneo como en superficie. Las ventajas de construir un sistema de transporte de este tipo es que con ello se unificará todo el transporte de la ciudad. Es decir habrá mejor organización de las unidades de buses.
Adicionalmente, la construcción del metro permitirá que los servicios básicos como el alcantarillado, cableado de luz eléctrica se reorganicen. Pero lo primordial es que una gran cantidad de pasajeros se movilizarán a través de la ciudad sin tener paradas o interrupciones causadas por cruces de vías o semáforos. Esto debido a que los metros establecen paradas solo donde existen grandes aglomeraciones de gente y donde se necesita una movilización efectiva.
Entre las desventajas está el alto costo. Para construir unos 20 kilómetros se necesitaría unos USD 2000 millones y con eso se podría construir 10 sistemas de corredores viales en la ciudad. Además, para que el pasaje sea competitivo y al alcance de la población tendría que haber subsidios. La topografía de Quito también es otra desventaja para este sistema de transporte.