Redacción Quito
¿La capital está en un proceso de cambio de su imaginario de urbe conservadora?
Sí, Quito experimenta un proceso de cambio acelerado en su estructura social y en su escala de valores. La ciudad ha experimentado transformaciones como el crecimiento poblacional. Hemos pasado de una sociedad religiosa y tradicional a una sociedad integrada al mercado mundial.
¿Y ese cambio ha generado problemas?
¿POR QUÉ
ESTÁ AQUÍ?
Su experiencia. Tiene un Posgrado y PhD en universidades del exterior. Es profesor de la Flacso desde hace 25 años y docente de la
U. Andina.
Su punto de vista. Quito tiene problemas nuevos que resolver para las futuras generaciones. La creación de una sociedad incluyente es una de ellas.
La sociedad ecuatoriana está atravesando una transición, hay una emergencia para resolver problemas nuevos y frente a eso está la pérdida de influencia ideológica, social y política de grupos tradicionales, como la Iglesia Católica. En los últimos años cambió el modelo de gestión; se convirtió en un modelo inclusivo.
Con la dolarización, la llegada de las telecomunicaciones, Quito se convirtió en cosmopolita. ¿Eso influye en las nuevas generaciones para repensar la ciudad?
Sí. Quito está mucho más integrada al mundo. Quito se ha convertido en una ciudad muy atractiva a escala internacional. La población y en especial las nuevas generaciones tienen acceso al mundo a través de nuevas formas de comunicación como la Internet, por consiguiente se presentan nuevos desafíos.
¿Cuál es el reto de la sociedad quiteña frente a la nueva década? ¿Ser más política o más social?
Creo que Quito enfrenta retos más graves. La urbe tiene un enorme potencial como una ciudad turística, pero por ser capital requiere un desarrollo de su recurso humano y para eso hay que mejorar el sistema educativo. El segundo reto es la búsqueda de una solución a los nuevos problemas. Por ejemplo, el abastecimiento de servicios básicos. Probablemente uno de los problemas más graves de Quito será el desabastecimiento de agua.
La construcción de una sociedad también se basa en su morfología arquitectónica, ¿Cómo puede influir eso en los próximos años?
Quito enfrenta problemas serios como ciudad, por su topografía. La extensión de la ciudad hacia los valles ha solucionado parte del problema, pero no todo el problema. Creo que eso plantea términos de ordenamiento territorial, que deben resolverse.
La composición urbana tiene problemas, como por ejemplo el tráfico o la inseguridad ¿cómo influirá eso en las nuevas generaciones?
Las nuevas generaciones no se sienten integradas en la sociedad. Eso se debe a que no se ha generado una política inclusiva. Las tasas de desempleo entre 18 y 24 años es de las más altas en la ciudad. Eso implica que debe haber una política más inclusiva, donde se fortalezca el sistema educativo para que los estudiantes se integren socialmente.
¿Es un reto para la nueva década enseñar a planificar a todos? ¿Quito creció desordenadamente y ahora se cosecha esa desorganización?
En parte sí. Por ejemplo, nunca tuvo una política ambiental adecuada. Pero estamos enfrentando problemas nuevos y debemos prepararnos desde ahora para enfrentarlos. La distribución de la ciudad es muy difícil y el cambio climático afectará a la ciudad y debemos prepararnos.
¿Puede la tecnología convertir a Quito en una ciudad moderna?
Sí, pero requiere de un gran esfuerzo de los quiteños. La tecnología nos da una gran cantidad de posibilidades y en ese sentido Quito debe convertirse en una ciudad con un perfil educativo mucho más avanzado. El desafío fundamental es mejorar la enseñanza universitaria.
¿Quito dejó de ser la franciscana ciudad?
Sí y no. Quito tenía 150 000 habitantes hace 50 años y ahora tiene más de un millón y medio. Los valores de la ciudad han cambiado, pero sigue siendo franciscana porque mantiene una herencia colonial importante.