En el mirador que se encuentra en el sector de Miravalle. Foto: Julio Estrella / El Comercio
Con un atardecer de fondo e infinidad de luces diminutas, una joven pareja se abrazaba amainando el frío de la capital. Patricia Toapanta y Ricardo Maldonado, ambos de 33 años, miraban el paisaje irregular del valle de Los Chillos, en el Mirador de La Argelia. Ellos fueron la única pareja que salió de su vehículo en la tarde y noche del viernes para admirar la vista panorámica del valle de Los Chillos.
En este espacio que se ubica en la av. Simón Bolívar en sentido sur-norte, a la altura de La Argelia, por la tarde y noche del viernes habían 11 vehículos parqueados, incluyendo un taxi y una buseta escolar. En su interior una constante: parejas en encuentros.
Topanta y Maldonado llevan casados tres años. Contaron que no lo habían pensado mucho, porque solo se detuvieron y quisieron apreciar la vista. Esa era su primera vez en el mirador y lo recomiendan para desestresarse después de una jornada laboral. “La vista es increíble, pero deben llevar algo para el frío”, comentaba la pareja.
A unos pasos, y minutos después arribaron al lugar dos hombres con botellas de licor en mano, la pareja de esposos prefirió retirarse.
Dos hombres toman fotos desde el mirador del sector de la Argelia. Foto: Julio Estrella / El Comercio
El mirador de La Forestal también está ubicado en la av. Simón Bolívar, solo que este se encuentra en sentido norte-sur y cómo su nombre lo indica está a unos pasos del sector de La Forestal.
En este paradero la vista del centro-sur de la capital es impresionante, así lo describe David Herrera, de 33 años, quien explica que solo paró para esperar que terminara el pico y placa. Sin embargo, reconoce que volverá en otra ocasión con más tiempo. Este mirador se caracteriza por el deporte, con el escenario de una urbe que no descansa, cuatro adolescentes jugaban fútbol en camiseta y pantaloneta haciendo caso omiso al frío. De igual manera una pareja trotaba bordeando la cerca del lugar.
El consumo del licor tampoco faltó en este espacio, aunque en este los dos hombres que estaban consumiendo alcohol se encontraban alejados de la mayoría de las personas.
En este mirador se reúnen para jugar fútbol. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
El mirador de Miravalle, cerca del Cementerio Monteolivo, ubicado en la av. Simón Bolívar, en sentido sur-norte tiene una característica única: tiene un aire familiar. Este paradero tiene un puesto de comida desde hace tres años que desde las 14:00 hasta las 20:00 provee tripas con papas y mote a un sinnúmero de personas que estacionan sus automóviles solo para comer o a su vez para esperar el pico y placa. Sin embargo, no desaprovechan para comer este manjar.
Esta vez los platos se acabaron antes de las 20:00 y Martha Mora, de 45 años, empezó a levantar su carpa. Ella sale a vender con sus dos hijos.
Mauricio Matango, de 18 años, es visitante de este mirador y recomendó a todos las personas porque no solo tiene una comida “sabrosa” , también es seguro, al menos hasta las 20:00 cuando hay bastante gente, dijo.