En el cerro Ilaló se consumieron 174 hectáreas de bosques y matorrales. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
En el Distrito Metropolitano se produjeron 1 757 emergencias relacionadas con incendios forestales en este verano. Hasta el momento, se calcula en USD 9,3 millones los daños producidos a bosques, pajonales y arbustos. Además hubo animales muertos.
Los incendios más grandes se produjeron en espacios públicos que tienen doble función. La primera es brindar cobertura vegetal a la ciudad y la segunda se relaciona con la distraccción. Las familias y grupos de amigos suelen pasearse por cerros y zonas protegidas.
Los conductores que bajan por la av. De los Conquistadores hacia Cumbayá ven una mancha negra en el cerro El Auqui. Allí, hace cuatro semanas, existían árboles y un bosque protector. Ahora, solo está esamancha negra.
En parques metropolitanos y en sitios concurridos como El Teleférico también se observan líneas de hollín en donde antes hubo vegetación.
Lugares de distracción como el Ilaló, cerro ubicado al oriente de la ciudad, son usados para caminar o disfrutar de la naturaleza. Los incendios impidieron el acceso a los visitantes durante una semana.
En uno de los siniestros ocurridos en esa área se perdieron 174 hectáreas. Todavía no se calcula el área perdida de un segundo evento que se controló la tarde del jueves pasado (17 de septiembre).
La Secretaría Metropolitana de Ambiente presentó datos sobre el costo ambiental de los incendios. Los técnicos de la institución calcularon que son 1 100 hectáreas afectadas por las llamas. Esta cifra aumentará con los informes que entregue la Unidad de Investigación del Cuerpo de Bomberos.
En total el costo de los daños es de USD 9,3 millones. Para llegar a esta cifra se tomó en cuenta el costo por reforestación que es de USD 2 000 por hectárea afectada.
A esto se suma la inversión en cuatro variables. La primera es la captura de emisiones de carbono; es decir, el efecto que tienen los árboles para recoger este gas contaminante que está en el ambiente.
Las otras tres variables son los costos de especies maderables y no maderables y la pérdida por la producción de agua que pudieron haber generado los bosques quemados.
Verónica Arias, secretaria de Ambiente del Distrito, comentó que existe un plan de reforestación en el que se priorizará a los árboles nativos.
Ella puntualizó que se dejará que los pajonales y pastizales se regeneren solos.
Técnicos indican que los pajonales afectados se regenerarán en hasta tres años. Los bosques de eucalipto pueden tardar hasta cinco años al igual que los arbustales secos. La especie que más rápido se recuperará (un año) es el pasto.
La reforestación empezará en los próximos días. No solo se sembrarán especies nativas. También se buscará una forma para que las plantas reciban una atención especial hasta que crezcan.
Las llamas también ocasionaron un número no determinado de animales muertos. Christian Rivera, director del COE, manifestó que tras los incendios observó los cuerpos calcinados de animales silvestres. Esa versión tienen miembros del Cuerpo de Bomberos que estuvieron en primera línea de fuego. En este verano se rescataron a dos puercoespín. Una ejemplar hembra, que estaba preñada, recibió atención y fue liberada cerca del río Chiche. El otro está en el hospital con quemaduras en sus patas, cola y cara.
El puerco espín fue liberada en el sector del puente sobre el río Chiche. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
En los incendios también se rescataron a dos zarigüeyas. Una fue liberada y la otra, que tiene tres crías en el marsupio, se recupera de las quemaduras. Los veterinarios indican que su salud ha mejorado.
Los que llevaron la peor parte fueron dos búhos. Uno fue sometido a la eutanasia debido a una infección provocada por las heridas expuestas. El otro sigue en observación.
Estos animales fueron atendidos en el Hospital Veterinario de la U. San Francisco que cuenta con el Fondo Tueri, exclusivo para la atención médica de especies silvestres.
Andrés Ortega, profesor de Medicina de fauna silvestre y médico del Hospital, señaló que cada año reciben entre cinco y 10 animales salvajes heridos en los incendios.
En lo que va del 2015, hubo menos atenciones. Al médico le surgieron dos inquietudes ¿Murieron muchos en el fuego y no pudieron ser salvados? o ¿la población de los animales se ha reducido drásticamente? Los estudios evidenciarán el estado actual de las especies.
Decenas de aves perdieron sus nidos. Solo en el parque de Guápulo sufrieron 31 especies por complicaciones con el humo y por el fuego que se registró el pasado martes en este sector. Los pichones que no sabían volar murieron en el sitio.
Otros animales, como puercoespines y conejos, pudieron morir en sus madrigueras cuando intentaron esconderse. En un incendio, la temperatura puede alcanzar fácilmente los 160 grados centígrados.
A estas especies se suman los anfibios e insectos quemados. Las autoridades aún no han presentado un informe sobre el daño de la fauna.
Una de las zarigüeyas rescatadas del incendio en el cerro Auqui, presentó quemaduras graves. Foto: Diego Puente/ EL COMERCIO