Cinco factores influyeron para vigilar 32 sectores por quemas forestales en Quito

En los puntos vulnerables, como el parque Metropolitano norte, los Bomberos realizan patrullajes constantes con vehículos especiales. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

En los puntos vulnerables, como el parque Metropolitano norte, los Bomberos realizan patrullajes constantes con vehículos especiales. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

En los puntos vulnerables, como el parque Metropolitano norte, los Bomberos realizan patrullajes constantes con vehículos especiales. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

Una vez que se inició la temporada seca en Quito, toda clase de quema está prohibida en zonas verdes, sobre todo en los parques metropolitanos y las áreas de conservación.

Los datos del Cuerpo de Bomberos muestran que el 60% de los incendios forestales se produce por la mano del ser humano. El 40% restante se puede atribuir a causas accidentales. Así lo señala Eber Arroyo, comandante del Cuerpo de Bomberos Quito.

Paulina Jaramillo vive en un conjunto residencial ubicado en el barrio Tacuri, en Nayón, en el nororiente de Quito. Cerca de las 12:00 del sábado pasado (14 de julio del 2018), ella y otros moradores observaron cómo se iniciaba un incendio en la quebrada Anita Huaico de Nayón.

“Desde el conjunto veíamos cómo el fuego consumía el pasto seco y árboles. Sentimos desesperación al no poder hacer nada”, relata Jaramillo.

Nayón es uno de los 32 sectores vulnerables a incendios forestales identificados por el Cuerpo de Bomberos Quito. Para el Plan de Prevención y Respuesta a Incendios Forestales de este año, la forma de enfrentar las quemas cambió.

A diferencia de años anteriores, señala Arroyo, para este verano se cuenta con un estudio que incluye no solo el nivel de recurrencia de los incendios por sectores con base en el histórico de años pasados, sino también factores como la demografía, aspectos atmosféricos, la topografía y el material que se puede encender.

“Al cruzar la recurrencia por sectores con estos otros factores obtenemos el nivel de riesgo y eso permitió concentrarnos ya no en los 62 sectores del año pasado”, comenta Arroyo.

Con base en los puntos vulnerables, el Municipio invirtió este año USD 1 063 015 en kits meteorológicos, cámara termográfica, tanques de espumógeno, vestimenta forestal y piscinas plegables, entre otros elementos para la labor de 1 026 bomberos operativos.

Por ejemplo, en el Parque Metropolitano del norte se instalaron 15 cámaras de videovigilancia que son operadas por la Policía Metropolitana y el Ecu 911 Quito en caso de que sucedan emergencias. A esos elementos tecnológicos, en los puntos vulnerables, se suman patrullajes con vehículos especiales para prevenir posibles quemas forestales.

Las cifras de los Bomberos muestran que, entre el 9 y el 18 de julio de 2018 se produjeron 148 eventos. Producto de ello, 36,83 hectáreas se dañaron.

Si se comparan estas cifras con el mismo período del año pasado se observa que el número de incendios forestales aumentó. En el 2017 hubo 111 eventos pero se quemaron 385, 86 hectáreas. En ese verano ocurrieron en total 317 quemas que afectaron a 805 hectáreas.

Con el análisis de riesgo, las acciones y logística, el comandante Arroyo dice que se prevé reducir los incendios.

En contexto

En lo que va del verano, el terreno afectado a causa de los conatos e incendios
forestales llega a 36,83 hectáreas. El incendio de mayor magnitud tuvo lugar en Nayón, el sábado 14. Bomberos de Quito tardaron 27 horas en apagarlo. Se dañaron 30 hectáreas. Hubo conatos en Cruz Loma, La Armenia 2, faldas del Ilaló, Checa, Llano Grande y otros sitios.

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