Los robos de carros estaban planificados para este mes. 16 personas preparaban los ataques para Navidad y fin de año. Eso dijeron los agentes y por ello, en los últimos días, policías armados con fusiles y cubiertos con pasamontañas ingresaron a 26 casas del sur y norte de Quito, para arrestar a los sospechosos.
De los primeros robos que habían perpetrado se descubrió que luego de apoderarse de los automotores los llevaban a garajes clandestinos. En esos lugares desactivaban los dispositivos de rastreo y con equipos especializados modificaban los números de identificación del motor y del chasís. Así tenían planificado venderlos ilegalmente. Además, los nuevos números que eran colocados correspondían a documentos que también eran falsificados.
Eso se constató en el momento del arresto, pues los agentes hallaron matrículas, contratos de compraventa y cédulas falsificadas. Así se aseguraban que quien compraba el carro pensara que todo estaba en regla.
Margoth López tiene miedo de que eso ocurra con su Tucson plomo que le robaron hace una semana, detrás de un centro comercial. Minutos antes había estacionado el auto en una calle cercana y lo encargó a una persona que le cobró USD 1.
Cuando regresó, el auto ya no estaba. El cuidador le dijo que el automóvil se lo llevó un hombre y que no dijo nada, porque se identificó como esposo de López. Quienes vieron al desconocido aseguraron que abrió las puertas en solo un minuto.
Por eso denunció el hecho en la Fiscalía y desde entonces no puede dormir; las secuelas empiezan a sentirse: se despierta cada hora pues sueña en su vehículo. El día que fue robado se paralizó, lloró y durante tres días soportó fuertes dolores de cabeza.
La mujer solo espera que su carro no sea desmantelado, pues conoce que en Quito hay desguazaderos. Eso lo admite la Policía. De hecho, durante este año ha identificado nueve puntos en donde se desarman los automotores.
Los 16 detenidos habían armado toda una estructura para operar: usaban llaves “maestras” para abrir los carros estacionados, especialmente, en calles desoladas, y los llevaban a mecánicas ilegales.
El auto de Esteban Montesdeoca fue robado hace un mes, al parecer, por uno de los sospechosos apresados. Ocurrió en el sector de Chillogallo, un barrio del sur de Quito.
Hace cinco días subió las fotos del automotor en Facebook y escribió cómo fue el ataque: sucedió a las 20:00, luego de que se estacionara frente a la casa de su novia. Desde la ventana veía la camioneta cada 10 minutos. Lo hizo tres veces y a la cuarta ya no estaba allí.
Esa noche no durmió y llamó a todos sus amigos para que lo ayudaran a buscar. Luego tomó un taxi y fue a la Fiscalía a denunciar, pero hasta ahora nadie ha encontrado la camioneta.
Desde ese día, Esteban ha rastreado su carro por Facebook. Allí supo que Pichincha es la provincia donde más roban carros. Esto lo corroboran las estadísticas de la Fiscalía. En esa entidad, desde enero hasta octubre, se han reportado 1 926 casos en esta provincia. En el mismo período del año anterior hubo 1 749 hechos.
Luis Guanlotuña también denunció la sustracción de su vehículo a media mañana. “Lo dejé parqueado en un lugar nada peligroso, pero se lo llevaron”.
Algo similar le sucedió a Etna Estrella el pasado 16 de octubre. Ella estacionó su Hyundai Accent en la av. Gaspar de Villarroel. No pasaron ni 10 minutos y el auto desapareció, pese a que en la zona había cuidadores.
En mayo, la Policía lanzó el proyecto Vigilante Seguro, que consiste en capacitar en tareas de seguridad a quienes cuidan vehículos en las calles.
Ese mes la Policía preparó a 502 cuidadores. Esto se decidió porque, según datos oficiales, el 82% de robos de autos en Quito se produce cuando estos están estacionados. Por eso, la Policía dijo que aumentará las seguridades para estas fechas.