En una pared de las calles Imbabura y Rocafuerte, cerca de la iglesia de San Roque, se dibujó a la Virgen de La Borradora. Foto: EL COMERCIO
En dos sitios del Centro Histórico se plasmó arte en paredes cubiertas por el hollín generado por las emisiones de los vehículos, principalmente unidades de transporte público que funcionan con diésel. Un borrador sirvió de pincel para trazar líneas que se convirtieron en imágenes que no pasan desapercibidas por los transeúntes.
En la calle Montúfar las casas tienen una atmósfera sombría. Una cortina de humo se estableció en este sitio. Fernanda Suárez, vendedora de implementos deportivos, indicó que hay un permanente olor a diésel.
Los moradores están hartos de vivir con contaminación las 24 horas del día. Han hecho reuniones para solicitar a la autoridad que disminuya el flujo vehicular que pasa por la zona. En medio de este panorama, un grupo de jóvenes dibujó dos manos en las paredes.
Los artistas no necesitaron lápiz o pintura, simplemente borradores. Las arrugas y otros detalles de las manos se evidencian cuando las personas miran de cerca estos trazos. Aunque en el sector no conocen la fecha exacta de su creación, algunos vecinos dicen que va más de dos años.
Para Verónica Proaño, estudiante del colegio Mejía, obras así se deberían replicar en otros sitios de la ciudad en los que las paredes estén llenas del polvo negro.
Daniel Vizcaíno, artista callejero, explicó que la ciudad ofrece nuevos espacios para expresarse. Para él, el grafiti es una expresión netamente urbana y, ahora, el uso del borrador permitirá obras que no se han visto. “La imaginación no tiene límite y se demuestra con esta nueva forma de creación”.
En una pared de la calle Montúfar un grupo de jóvenes dibujó dos manos. Foto: EL COMERCIO
En una pared de las calles Imbabura y Rocafuerte, cerca de la iglesia de San Roque, se dibujó a la Virgen de La Borradora y se escribió un texto en referencia a la imagen religiosa y a la sociedad quiteña.
Rosa Mercedes Bonilla, dueña del Buen Café, señaló que la obra fue realizada en enero del 2015. Ella comentó que a la Virgen se le atribuye el milagro de salvar de una condena a una persona que fue acusada injustamente.
Existen documentos en los que se señala que la imagen religiosa se plasmó en el marco de un encuentro de performance. Se cree que su creador es José Luis Macas.
La imagen se ha convertido en un atractivo. La gente la observa, lee la descripción y la admira. Hay otras personas que pasan su mano por encima de la imagen. Esto ha provocado daños.
En la iglesia de San Roque descansa el óleo de la Virgen que antes estaba ubicada en la excárcel de la Real Audiencia, tras el Palacio Presidencial. En el despacho parroquial se entregó información de algunos milagros que se le atribuyen.
Las obras de arte están expuestas al sol, la lluvia y al smog. A diario, las obras se deterioran, pero siguen atrayendo la atención de quienes pasan por estos sitios.