Redacción Quito
Si tuviera que hacer una caricatura sobre la quiteñidad, ¿qué dibujaría?
Tengo en la cabeza la idea de que la quiteñidad es el alma de la ciudad. En el caso de Quito haría una imagen que represente ese espíritu festivo. Puede ser un hombre o una mujer muy alegre bailando, riendo, gozando.
¿Y hace 20 años como la hubiera dibujado ?
Hubiera hecho una cosa increíble. Sucede que ahora queremos un Quito que no tenga delincuencia, congestión(…) Pero es difícil conseguir. No obstante, nadie me creería si dijera que Quito era esa ciudad hace 50 años. Una ciudad limpia, transparente, brillante, cómoda… Me cruzaba desde El Ejido hasta San Roque cargando una guitarra. Hubiera pintado una ciudad feliz.
¿Por que está aquí?
Su experiencia. Es arquitecto titulado de la U. Central. Nació el 2 e mayo de 1934. Es caricaturista de EL COMERCIO desde 1958. Fue designado como Chulla quiteño por el Municipio.
Su punto de vista. La sal quiteña y el enfrentar problemas con humor son cualidades de la quiteñidad.
¿En el contexto colectivo, la quiteñidad ha sufrido una metamorfosis con los años?
Ha sufrido muchos problemas, pero no una metamorfosis. La quiteñidad siempre sigue siendo el espíritu de la ciudad. Sino que está oculta bajo un montón de problemas que pesan y duelen. Pero el espíritu es el mismo. Yo pienso que todavía existen en los barrios los chullas quiteños. A veces es un pariente, un amigo. Pero mantienen esa cualidad de soltar una buena broma.
¿La quiteñidad tiene una identidad marcada?
La identidad es el espíritu alegre de la gente. Aun en los momentos más críticos y con problemas, hay alguna forma de enfrentar ese momento y eso es con una broma. No se ve a gente tan deprimida y decepcionada que diga yo me voy de aquí porque no hay más que cosas grises que ver.
¿Qué características de los quiteños alimenta ese espíritu de quiteñidad?
Se pueden manifestar de muchas maneras. Puede caracterizarse en el arte, en el dibujo o en la poesía. Pero creo que hay un enemigo de la quiteñidad que es la viveza criolla. Aquel que en un auto pasa por donde no debe. O aquel que bota basura. Eso contribuye de manera negativa y no son características quiteñas. Todos los que viven en esta ciudad deben alimentar la quiteñidad.
¿Hay barreras entre los quiteños auténticos y los chagras?
No. ¿Barreras? Barrera es el Alcalde que se llama Augusto (risas). Pero en serio no. La ciudad de Quito, al comienzo, era de quiteños auténticos y purísimos; hace más de 100 años. Como en todos los pueblos grandes se despreciaba a los que no eran del sitio. Se decía chagra al que no era de Quito. Pero poco a poco los chagras poblaron la ciudad y tuvieron hijos que nacieron aquí. No se puede atacar a los propios familiares.
Pero los chagras también participan en la fiesta…
Las fiestas empezaron como una forma de alegría, de humorada. Algún rato, en esas celebraciones antiguas, gritaban abajo los chagras, sin embargo, no pasaba de un grito donde había abrazos y bromas. Pero después ya no se podía gritar porque había tantos chagras que a uno le podían linchar.
Al quiteño típico se lo identificaba como ‘chulla’. ¿Qué es ahora un chulla?
Es un hombre del pueblo. No es un personaje. No es un mito metido en la leyenda. No es un extraterrestre. Puede estar disfrazado de prójimo, de amigo, es fácil de identificarlo porque tiene la capacidad de hacer una broma en el momento oportuno. Vive como todos nosotros, con problemas, enfrentándolos, pero siempre con humor. La sal quiteña tiene influencias notables de otras partes. No hemos podido librarnos de corrientes extranjeras.
¿Por qué se ha perdido la caballerosidad?
Se debe a la tardanza con la que nos movilizamos en la ciudad. Todos viajan preocupados, cansados, estresados. Todos tienen un apuro. Hay transportes donde hay música a todo volumen que aturde más a los pasajeros. La gente se preocupa de otras cosas. Para ello es importante mejorar la movilidad y mantener viva la chispa del humor.
¿Esa chispa se siente en las fiestas?
Hay el espíritu abierto para disfrutar de las fiestas. Pero con el paso del tiempo hubo cambios muy graves. Lo que era una humorada límpida, transparente… fue invadida por los vendedores de licor. Ellos descubrieron que había una mina para hacer una parranda grande. Entraron fiesteros y se perdió ese espíritu tan bonito que había. Esperemos que recuperar esas humoradas que son imposibles describirlas.
¿La ciudad se apega a aquella definición de que ‘Quito es la carita de Dios’?
Esa definición se refiere solo al entorno colonial antiguo que duró cuatro siglos sin cambiar. La ciudad era la misma desde la avenida 24 de Mayo hasta el churo de La Alameda. Por esa misma zona se designó Patrimonio a la ciudad. La urbe tiene tantas designaciones. Hay otras que ahora solo son megalópolis.