Un lector me pregunta si “los marinos no se ofenden por las críticas a la gestión de la Fuerza Naval en Petroecuador y sus filiales”.
Le respondo. Decenas de oficiales activos y pasivos de la Marina coinciden conmigo, son dignos de su uniforme. A los activos les preocupa posibles represalias que afecten a su carrera.
Algunos preguntan si el mando de la Fuerza Naval está informado de los evidentes ilícitos y les remito copia de la documentación que en su momento dirigí al Comandante de esa rama de las Fuerzas Armadas.
Los que están involucrados en ilícitos se harán los ofendidos, cuando ellos son los que ofenden a la Fuerza Naval, junto al presidente Correa que los utiliza. Para generar la percepción de una gestión transparente se gastan miles de dólares en publicidad, cuando la falta de transparencia -caldo de cultivo de lo ilícito- es la expresión degenerativa de su administración.
Cada afirmación mía responde a evidencias. Las más fuertes han sido en el contrato con la compañía de membrete Ivanhoe Energy Ecuador Inc., con miles de millones de dólares en juego. Se dice que en sodomía lo más terrible es el episodio de Sodoma y Gomorra en el Antiguo Testamento. El contrato con Ivanhoe equivale a un Sodoma y Gomorra. Difícil encontrar un ilícito posible en contratos petroleros que no se cometa en su instrumentación.
El último fin de semana ha saltado lo que puede ser su responsabilidad penal en la fiscalización del campo marginal Pucuna, a favor del Consorcio Petrolero Amazónico conformado por las empresas Dygoil de Ecuador y Suelopetrol venezolana, en que se estafaba al Estado, manipulando el sistema contador de crudo, para hacer aparecer diferente volumen de producción, sin efectivo incremento de crudo. Perjuicio estimado en 16 meses, todos de la administración naval, cerca de USD 10 millones.
Si así han actuado en un campo marginal, ¿qué saqueo podrán hacer en Sacha, la histórica joya de la corona petrolera ecuatoriana, que no requería asociación alguna con los venezolanos?
También hay ilícitos en contratos menores. En las ofertas técnicas del sobre 1, en cualquier contrato público, los oferentes deben declarar vehículos, herramientas y equipos que poseen y exhibirlos en inspección antes de la firma de los contratos. En Petroproducción se incentiva y premia lo ilícito, primero se firma el contrato y la inspección se posterga para 20 días después de la firma, con el contrato asegurado, pero aun cuando la ley orgánica de contratación pública fija que los contratos deben firmarse no más allá de los 15 días siguientes a la adjudicación, en Petroproducción se estira el tiempo para luego agregarle 20 días adicionales. El oferente cuasi chiro es adjudicatario, ajusta las cuentas y luego todos quedan contentos.
¡Qué pillería!