Con esta simple pero contundente frase, el Rey Juan Carlos de España lapidó el discurso impertinente y procaz del dictador Hugo Chávez durante la XVII Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago el 10 de noviembre del 2007. Muchos ecuatorianos quisieran decir lo mismo al Canciller, Vicecanciller y algunas ministras y ministros, así como al Presidente de la Asamblea Nacional, para que silencien su voz y dejen de complicar nuestros conflictos diplomáticos gratuitos.
En una entrevista reciente, el Vicecanciller denunció la conspiración de varios sectores para empujar la firma de un tratado de libre comercio con la Unión Europa. Cualquier cristiano hablaría de conspiración para describir fuerzas oscuras que buscan perpetrar un delito político; al calificar de conspiradores a ciudadanos y empresarios ecuatorianos que buscan legítimamente un acuerdo de comercio con Europa para acceder a un mercado relevante y contribuir al desarrollo y crecimiento económico del país, el funcionario demuestra intolerancia, arraigados prejuicios y una visión muy peculiar, por decir lo menos, de las relaciones internacionales.
Bajo esta misma línea, el Canciller Patiño, apoyado en los dudosos cálculos de la Ministra King, despreció abiertamente los beneficios del ATPDEA, anunció gestiones para obtener “la solidaridad regional” ante el conflicto con los EE.UU. y anticipó investigaciones y purgas al interior de la Cancillería. La cereza del pastel, sin embargo, estuvo a cargo del Arq. Fernando Cordero, Presidente de la Asamblea, quien haciendo gala de un alarmante desconocimiento de los códigos básicos de la diplomacia, declaró que la crisis con los EE.UU. pudo evitarse si la Embajadora Hodges contestaba “yo no he dicho, me han interpretado mal” o cualquier otra mentira piadosa que la exculpara públicamente. Increíble!
Varios miembros del Régimen han tomado conciencia del disparatado y erróneo manejo del conflicto diplomático y la importancia de restablecer plenamente los vínculos con los EE.UU. Se han dado cuenta, finalmente, de que el problema es sustantivo y rebasa las previsiones optimistas de la Ministra King y su alquimia estadística. El Vice Canciller, sin embargo, cabalga todavía en dirección contraria. Tiene la intención, ahora, de desvelar los 1.300 cables relacionados con anteriores Gobiernos y propalar el escándalo y las llamas hacia otros sectores. ¿Que ganaría el país con eso?
Si la verdadera intención del Régimen es, como se ha expresado, lograr un acercamiento con los EE.UU y recomponer las relaciones diplomáticas, sería importante quitar la palabra a funcionarios inexpertos y atolondrados y asignar el manejo de este delicado proceso a personas que conozcan estos temas y puedan actuar sin los prejuicios de la Guerra Fría.