El Qhapaq Ñan, a la espera de turistas

Cabalgatas y camping, actividades que se pueden realizar en el Qhapaq Ñan. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

Cabalgatas y camping, actividades que se pueden realizar en el Qhapaq Ñan. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

Los paisajes y la historia se fusionan en el tramo del Qhapaq Ñan que atraviesa la provincia de Chimborazo. En cerca de 15 kilómetros de recorrido se aprecian lagunas, animales y vegetación de páramo.

Cabalgatas y camping, actividades que se pueden realizar en el Qhapaq Ñan. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

Allí se pueden realizar actividades como cabalgatas, caminatas y camping. Pero los habitantes de Azuay, una pequeña comunidad situada a un costado del antiguo camino incaico, esperan ofrecer más servicios a los visitantes.

En ese pequeño poblado habitan unas 300 personas que se dedican a la agricultura y a la ganadería, pero sueñan en convertirse en proveedores de servicios para los turistas. Ellos disponen de caballos y mulas de alquiler y conocen muy bien el camino, pues transitan por ahí a diario para cumplir con las tareas del campo.

El antiguo camino fue nombrado patrimonio mundial por la Unesco, en el 2014. El Qhapaq Ñan era usado por los incas para movilizarse entre los actuales territorios de Argentina, Bolivia, Chile, Perú, Colombia y Ecuador.

“Nos falta capacitación. Queremos poner un paradero para ofrecer hospedaje y comidas típicas de este sector, pero no sabemos cómo hacerlo. Tenemos mucho que ofrecer, pero pocos recursos”, dice Ariolfo Camas, presidente de la comunidad indígena.

La próxima semana, una comisión técnica del Ministerio de Turismo realizará una visita. La gente de la comunidad espera aprender sobre atención al cliente, preparación de alimentos y todo lo necesario para iniciar emprendimientos turísticos. Además, más promoción para este atractivo.

Uno de los tramos mejor conservados en el país es el que atraviesa por Chimborazo. A lo largo del trayecto se pueden mirar paredes de piedra, canales de desfogue de agua, incluso pisos revestidos con piedras que se utilizaban para el paso de los ejércitos incas.

También hay pequeños tambos, donde descansaban los mensajeros y los viajeros que se movilizaban por el imperio. “Queremos que este sea un sitio para que los turistas descansen como lo hacían los incas”, dice Camas, indicando los antiguos muros de piedra que forman un cuadrado.

Un tramo del camino está bien conservado y los comuneros piensan que es ideal para hacer otros deportes de montaña como el ciclismo. Y hay paredes de roca natural que sirven para la escalada.

Una de las zonas más atractivas del páramo es Tres Cruces, un sector que se llamó así debido a tres antiguas tumbas de piedra colocadas junto a una pequeña laguna. Las fotos que se toman en ese sitio parecen surrealitas. Los rayos de luz que logran filtrarse entre la espesa neblina se reflejan sobre el agua y la vegetación.

Además, en los alrededores de la laguna hay plantas que se destacan por sus colores vivos y formas particulares. Incluso hay pequeñas frutas dulces que crecen en el suelo. Son los capulí silvestre, como los llaman los comuneros.

Ese es el sitio ideal para tomar un descanso y compartir alimentos. Los comuneros aconsejan consumir productos como habas y cereales para mantener la energía y conservar la temperatura corporal.

Por allí transitan unos 80 turistas cada año, aunque la gente cuenta que antaño, incluso hasta antes de la declaratoria, llegaban muchos más.

“Yo recuerdo que llegaban buses llenos de gente cuando era un niño. Ahora todos los turistas hacen contratos con operadoras de Quito que incluso les proveen de la comida. Para nosotros no hay beneficio”, dice Luis Merchán, presidente del Comité Promejoras de Achupallas.

Los habitantes del sector esperaban que tras la declaratoria de la Unesco se incrementara el turismo, pero eso no ocurrió. “En la parroquia incluso se construyó un hotel de diez habitaciones para hospedar a los viajeros. Solamente se llena en la temporada de fiestas parroquiales y por los mismos habitantes que migraron y llegan de visita”, señala Merchán.

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