Primero, resulta fundamental una postulación clara del objetivo de la educación básica y de su articulación con la educación inicial y el bachillerato, carentes en estos 11 años.
Segundo, por tratarse de una actualización y fortalecimiento curricular es necesario una sustentación científica que ratifique la conservación del enfoque constructivista y la pedagogía-metodología basada en destrezas.
Tercero, se necesitan orientaciones epistemológicas propias de cada disciplina, sin que esto signifique una interpretación particular del currículo.
Cuarto, se esperan contenidos curriculares científicos, debidamente gradados en su alcance y secuencia, que deberán incluir destrezas cognitivas, actitudinales y procedimentales.
Quinto, es preciso contar con orientaciones didácticas en el currículo, propias de la epistemología de cada disciplina y encaminadas al cumplimiento del proceso de aprendizaje-enseñanza postulado.
Sexto, la nueva propuesta de actualización debe facilitar tanto la planificación como la evaluación. Dicha evaluación deberá considerar las destrezas cognitivas, actitudinales y procedimentales.
Por último, la nueva propuesta curricular debe socializarse, a través de una estrategia de comunicación, para que logre ser aplicada de forma efectiva.