Dorotea Borja vive en San Pedro Chaupi de Puembo, cuando sintió el temblor del lunes 8 de agosto pensó que el Cotopaxi había erupcionado. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
En la plaza de Puembo se respira tranquilidad. Las pocas personas que se pasean en el lugar o que están sentadas en las bancas, no hacen más que hablar del movimiento telúrico de 4.7 grados que ocurrió a las 23:23 de ayer, lunes 8 de agosto. Les sorprendió el sacudón, y más aún cuando se enteraron que el epicentro fue su parroquia. Según el Instituto Geofísico de la Politécnica Nacional el epicentro se dio a 7.5 kilómetros de profundidad en Puembo.
Los moradores aseguran que nunca antes la parroquia se había sacudido con tal fuerza. Niños, mujeres, adultos mayores… Todos hablan del temblor. Tan inesperado fue que ninguna de las siete personas consultadas por este diario tenía lista la maleta de emergencia. La mayoría salió a la calle en pijama. Aquí los testimonios de cómo la gente vivió ese momento, en el lugar donde el movimiento se originó.
Carmen de López, de 74 años: ‘Estaba orando y agradeciendo a Dios cuando empezó el temblor’
Estaba acostada en mi cama cuando ocurrió el temblor. A las 23:00 me puse a leer la biblia y a repasar unos cánticos antes de dormirme. Apagué la luz y me puse a orar. Justo estaba dando gracias a nuestro Padre por el pancito que pone en nuestra mesa, por el techo que tenemos y ese momento empezó el temblor pero yo me puse a orar más fuerte. No salí corriendo ni me desesperé, solo le dije Señor Jesús protégenos y virgencita ayúdanos y detén este fenómeno. Me quedé acostadita hasta que se acabó. Yo vivo a dos cuadras de la plaza central de Pueblo y mi hijita quería ir a la plaza, pero yo dije de gana, así que solo salimos a la calle, por si acaso vaya a repetirse otra vez con más fuerza. Ella estaba más asustada que yo. Solo cogí una cobija y unas zapatillas me puse un poncho una gorra y salí. La señora dueña de casa también salió. Los niños eran los más asustados. Les explicamos que solo fue un movimiento de la tierra y que había pasado. Pasamos ahí afuera una media hora y regresamos a nuestro cuartito. Nos dijeron que el epicentro fue en Nápoles, un barrio en la parte baja de Puembo, a 10 minutos del centro poblado
Manuela Pirca, de 78 años: ‘Mi esposo salió corriendo pero yo me quedé en la cama’
Yo vivo en un cuartito en el barrio Manuel Burbano, cerca a Nápoles, donde dicen que fue el epicentro. Estaba dormida pero con el movimiento me desperté asustada. ‘Madrecita del Quinche’, dije y me santigüé, pero no quise salir afuera porque sentí que estaba mareada y me dio miedo de caerme. A mi edad, una caída es grave. Mi esposo sí salió corriendo, pero yo no. Luego de unos diez minutos regresó mi esposo a ver por qué no había salido. Ahí juntos le pedimos a Dios que no se vaya a repetir el movimiento. Sí nos dio miedo que se vaya a caer la casa. Por suerte ninguna pared se cuarteó. Solo los recuerdos que dan en los bautizos que estaban encima de la tele se cayeron.
Rosa Cachaco, 55 años: ‘Nunca tembló tan fuerte en Puembo’
Lo que más me asustó fue el sonido del techo, parecía que se caían las tejas. Yo vivo en la Quinta Los Arupos y cuando empezó el temblor los perros aullaban como locos. Cuando se fue la luz todos salimos. Mi mami se puso a orar porque ella es muy religiosa, tanto así que no quiso salir de la casa, pero nosotros sí lo hicimos. Yo nací en Puembo y nunca había sentido un temblor tan fuerte. Los otros que ha habido años atrás sí hemos sentido pero esta vez fue más duro. Hasta los animales se asustaron con el temblor. Tengo siete pollos y tres vacas, así que fui a verles si estaban bien. Los pollos que estaban durmiendo debajo de la chupirrosa, salieron corriendo. Luego solo le pedí a la virgencita y a los santos que me protegieran y regresé a dormir.
María Dorotea Borja, de 55 años: ‘Pensamos que había erupcionado el Cotopaxi’
Yo duermo temprano. Luego de haber trabajado la tierra no quedan ganas más que para dormir. Cuando empezó el temblor me asusté como nunca antes. Es que ni el terremoto que hubo en Pedernales se sintió tan fuerte como éste. En mi casa vivimos mi esposo, mi hija, mi yerno y mi otra hijita. Salimos corriendo a oscuras y vimos la torre de electricidad que estaba frente a mi casa se movía de un lado al otro. Teníamos miedo de que se nos caiga encima de la casa y la destruya. Además, atrás de mi casa hay una quebrada. Sí nos dio miedo de que algo pudiera pasar, pero gracias a Dios ni la casita de mi papito que es de adobe se cayó, y eso que ya está viejita. Cuando vino la luz prendimos la tele para ver las noticias, porque pensamos que había erupcionado el Cotopaxi, pero menos mal nada había pasado. Los vecinos no hablan mucho de lo que pasó, no hay tiempo para el chisme, hay bastante trabajo.
Darwin Catagnia, de 26 años: ‘Unos 50 vecinos nos reunimos en un punto seguro’
La casa en la que vivo tiene dos plantas pero, menos mal en la segunda nadie habita. Cuando empezó el temblor, las cuatro personas que vivimos allí estábamos dormidas. Mi hermana, mi mama, mi hija y yo. Lo primero que hice fue ir a verle a mi hija pequeña que estaba en otro cuarto. Mi mamá y mi hermana se asustaron un montón, hubo gritos, fue muy feo. Luego todos salimos a un punto de encuentro seguro que está afuera de mi casa. Yo vivo en San José y unos 50 vecino nos encontramos en el parque. Como la luz se fue mi hija no quería volver a la casita. Regresamos unos 40 minutos después, cuando la luz regresó.