Pto. Príncipe se parece a un camposanto

Puerto Príncipe. AFP, DPA y ANSA

La capital de Haití se transformó en un gigantesco cementerio. Los cadáveres rescatados tras el violento terremoto del martes permanecen en el suelo cubiertos con telas, en tanto los sobrevivientes rondan como perdidos. Muchos buscan parientes o comida y otros escarban con sus manos en busca de personas sepultadas. En la desolada Puerto Príncipe no aparecen ambulancias, bomberos o máquinas excavadoras.

Ayer, seguían sin haber señales de operaciones organizadas para rescatar a las personas atrapadas o  retirar cadáveres. Los médicos  carecen de equipo adecuado para atender a los heridos. En las últimas horas el temor a las enfermedades, además de la falta de agua y alimentos, agravaba la situación en una ciudad en donde los cuerpos siguen alineados por las calles esperando sepultura.

El país más pobre del hemisferio occidental espera la ayuda internacional para afrontar la tragedia,  que, según el Gobierno de Puerto Príncipe,  causó  más de 100 000 muertos.

En otra  señal del caos que impera, cientos de miles de personas pasaron su segunda noche a la intemperie, sin agua ni luz a causa del terremoto de 7,3 grados que arrasó el martes la capital haitiana. Decenas de miles se instalaron en Campo de Marte, una de las principales calles de Puerto Príncipe, que se transformó en un enorme campo de refugiados.

Justo frente a esa multitud de desamparados, edificios estatales arrasados, como el Palacio Presidencial y varios ministerios, parecían reflejar la impotencia de las instituciones haitianas.

Miles de personas en pánico trataron de refugiarse en Petion-ville, un suburbio de Puerto Príncipe, tras el rumor del arribo de un tsunami. “Algunas personas sintieron fuertes vibraciones.

De pronto hizo mucho frío y decían que el agua subía”, dijo  una mujer que se dirigía a Petion-ville. Sin embargo,  ningún elemento concreto permitía confirmar una subida de las aguas. “Algunos propagan esos rumores fantasiosos para facilitar el saqueo de casas”, comentó la directora de un hotel que pidió no ser identificada.

El derrumbe de plantas eléctricas sumió a Puerto Príncipe en una oscuridad total. Las comunicaciones, de por sí precarias, están totalmente cortadas. El envío de heridos a centros hospitalarios es casi imposible debido a que las calles están intransitables.

Tras el peor terremoto en 200 años, a los haitianos les falta todo. “Algunos mueren de frío, de deshidratación o de heridas que podrían ser curadas fácilmente”, dijo en Nueva York el ex presidente estadounidense Bill Clinton, enviado especial de la ONU  para Haití. Según Clinton, en los próximos días los servicios de socorro deberán concentrarse en atender necesidades básicas como víveres, abrigo y primeros auxilios.

En medio del caos y el olor a putrefacción, la crispación iba en aumento por la lenta llegada de la ayuda internacional. El bullicio de las calles se ve a veces interrumpido por disparos. La falta de agua y comida está llevando a los haitianos al extremo y los saqueos son abundantes.

Mientras tanto, el presidente de EE.UU., Barack Obama, anunció ayer que destinará una cantidad inicial de USD 100 millones  a Haití y confirmó que los primeros equipos de rescate llegaron ya al país para ayudar y colaborar en la búsqueda de supervivientes en el asolador terremoto. Obama ordenó a todos los departamentos de su gobierno hacer de las ayudas para Haití su máxima prioridad. “Una de las mayores operaciones de ayuda de nuestros países se encuentra de camino a Haití”, dijo el Jefe de la Casa Blanca.

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