En América Latina y el Caribe son incontables las iniciativas para frenar la destrucción de las áreas verdes o recuperarlas.
Hace dos semanas fue lanzado el Mosaico Carioca. El coordinador del proyecto, Celso Junius, dice que una primera iniciativa será conectar el Macizo de la Piedra Blanca al de Tijuca, lo que implicará la reforestación de cerca de 1 millón de m².
“Cuando sea construido el canal para autobuses en Jacarepaguá, haremos un túnel falso y, sobre este, se reforestará toda el área conectando los dos macizos. En el proyecto Río, Capital Verde queremos plantar 1 500 hectáreas en tres años. Eso es más de lo que se hizo en los últimos 20 años”.
En Bogotá, el Gobierno propone plantar 100 000 árboles en cuatro años. En Ciudad de México, el Plan Verde busca recuperar 30 000 m² al año. Chile mantiene varios proyectos para promover el verde en Santiago, así como en Buenos Aires.
San José (Costa Rica) reforestó su principal parque con árboles nativos. En el 2009, Lima y Callao (Perú) crearon 984 hectáreas de áreas verdes. Quito y
Caracas enfrentaron reveses. Un estudio del año pasado revela que, en la capital ecuatoriana, hubo un crecimiento de la mancha urbana sobre áreas agrícolas.
En Venezuela, entre el 2007 y el 2008 se registraron 78 incendios en el cerro El Ávila, principal pulmón de Caracas. En total se destruyeron 151 hectáreas.
La coordinadora de Áreas Protegidas de la ONG The Nature Conservancy, Analuce Freitas expuso en un congreso informes que explican por qué la preservación ha entrado en la pauta de las administraciones.
“En Chile, por ejemplo, hay reportes aún no documentados de que las áreas más preservadas sufrieron un impacto menor en el terremoto. En Indonesia, en el 2004, aconteció lo mismo”.