Redacción Loja
A sus 13 años, Álex Espinosa ha tenido que disciplinarse para dividir su tiempo entre los estudios regulares y la música.
El día para él empieza a las 05:45. Luego de su aseo personal y el desayuno asiste a clases en el noveno año de básica del Instituto Daniel Álvarez Burneo. Retorna a casa a las 13:30 y, desde hace dos años, recibe clases de matemáticas, entre las 17:00 y 18:00. Después de esta jornada se dedica a las tareas de clases.
El proyecto en marcha
La idea de la UTPL maduró luego de un año. Hubo visitas a experiencias de países donde se crearon orquestas juveniles, como Venezuela.
Para el aprendizaje. Los niños reciben capacitación en dos grupos, durante la mañana y la tarde, en el Instituto Beatriz Cueva de Ayora.
Las edades. Los niños que forman parte del proyecto Sinfin tienen edades entre 5 y 12 años.
La orquesta. La conformación de la orquesta Sinamune fue una primera experiencia en Loja. La idea fue impulsada por el maestro Édgar Palacios.Pero a eso le sumó otra responsabilidad desde octubre pasado. Asiste de 14:30 a 15:00, los lunes, miércoles y viernes, a clases de música y coro. Tiene afición por el tambor, el cajón y la flauta.
Él es uno entre 200 niños y niñas, de entre 5 y 12 años de edad, que son parte del proyecto Sistema Integrado Filarmónico Infantil (Sinfin). Se trata de una propuesta de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), que busca abrir un camino alternativo para la actividad artística en Loja, reconocida como ‘Capital musical’ del Ecuador.
El equipo que tiene la responsabilidad de desarrollar este proceso está conformado por 18 maestros de música, una psicóloga, una secretaria y un coordinador instrumental. La mayor parte de ellos son alumnos de Gestión Productiva e integrantes de música de la misma universidad.
Según la mentalizadora del plan y directora General de Relaciones Interinstitucionales de la UTPL, Fanny Aguirre, la proyección de esta propuesta pedagógica musical es la consolidación de un coro y una orquesta juvenil. Posteriormente, la formación de una camerata filarmónica y varias orquestas juveniles, con la estructura de una escuela de música de la universidad. El primer paso está en marcha, sembrando música en los niños y descubriendo sus talentos.
Para Aguirre, la educación musical a temprana edad consigue en los niños una preparación agradable y efectiva, que favorece al aprendizaje de las tareas escolares con el desarrollo de habilidades corporales, motrices, psicosociales, emocionales y artísticas.
El maestro Winfried Mitterer, director de Sinfin, dice que en estos tres meses se dio el primer paso con los niños. Esto concluyó con una presentación, en el Centro de Convenciones de la UTPL.
Durante una hora, los niños lucieron coloridos trajes y con una variedad de movimientos hicieron gala de la fábula musical ‘Expedición Sinfin’. “Se trata de una obra para limpieza de oídos”, dijo Mitterer, al explicar que tras esta fase de iniciación los niños aprenderán expresión corporal.
José Macas, profesor de la viola y coordinador instrumental de Sinfin, observa un desarrollo acelerado del sistema enseñanza-aprendizaje. Dice que en dos o tres años ya habrá resultados de la aplicación de una metodología con menos teoría y más práctica.
“Yo veo muy emocionados a mis hijos Alex y Steffany, que también se integró al grupo”, dice Deysi Eras. Su anhelo es ver un día a sus hijos convertidos en músicos.
Para ello está pendiente de guiar sus tareas y el cumplimiento de sus responsabilidades. El proyecto Sinfin es la primera propuesta de este tipo que está en marcha en la ciudad de Loja. Alex sueña con ser parte de la primera agrupación musical.