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Cuando a la ministra coordinadora de la Producción, Nathalie Cely, se le preguntó cuánto de político tiene el anuncio del presidente Rafael Correa, de establecer “un salario digno”, no pudo esconder su incomodidad.
Tres son los argumentos que sustentan esta inquietud. El anuncio fue hecho por el Mandatario en su cadena de los sábados. Este espacio, de casi tres horas, está destinado a un monólogo presidencial, en cuyo formato no hay espacio para las preguntas.
La segunda razón tiene que ver por lo oportuno del anuncio. El Gobierno atraviesa momentos difíciles en su gestión. A la crisis económica, presente desde inicios de año, se suma el incremento de la delincuencia y la inseguridad. Y, desde los primeros días de este mes, el país soporta racionamientos de energía que, según Correa, son producto de un severo estiaje y de la negligencia de los gobiernos anteriores. Es así que, como lo reconoce el analista político Wladimir Sierra, una medida “necesaria”, como es el incremento a los salarios, puede
generar puntos a favor de su gestión.
Entre domingo y lunes, las palabras de Correa desataron reacciones de sorpresa entre el sector empresarial y en el de los trabajadores. Los primeros argumentaron que los temas salarial y laboral iban a ser analizados en las próximas semanas. Tradicionalmente, en el Ecuador, el alza de sueldos es una política que se debate hacia finales de año. Era evidente que Correa se adelantó.
El sector laboral, por su parte, se sintió preocupado porque para tomar una decisión como esta se debía convocar a la Comisión Tripartita del Consejo Nacional de Salarios (Conades) integrada por el Gobierno, los empresarios y los trabajadores .
Aquí se sustenta la tercera razón de la lectura política que generó este anuncio, pero que Cely descarta por completo. Su estrategia y la del ministro de Relaciones Laborales, Richard Espinoza, ha sido aclarar la dimensión que tendrá la propuesta que hizo el Presidente en su cadena.
Según David Molina, subsecretario de Análisis del Ministerio Coordinador de la Producción, el salario digno, que según Correa debe ser de 320 dólares, no equivale al incremento de la remuneración básica unificada (RBU) que ahora es de 218 dólares.
El salario digno, según el Régimen, permitirá al empleado cubrir la canasta familiar básica, que hasta octubre se ubicaba en 522,34 dólares, según datos del Instituto Nacional de
Estadística y Censos (INEC). Según Molina, esta cobertura se alcanza si el salario de 320 dólares se multiplica por 1,6 perceptores (miembros de una familia con empleo).
Para 2011, incluso, el monto podría modificarse de acuerdo con los resultados que arroje una encuesta que realiza el INEC para redefinir la cifra de perceptores.
Como no se trata de un incremento directo al salario básico, tema que no aclaró Correa el sábado, el Gobierno habla de dos propuestas en estudio para llegar al salario digno.
La primera implica pagar el decimotercero y decimocuarto sueldos junto a la RBU e incrementar anualmente este monto con base en tres criterios: inflación, productividad general media y un factor de equidad en función de la situación del país.
La otra forma implicaría un nuevo esquema de reparto de utilidades, donde el monto que generen las empresas deberá ser repartido como remuneración variable a los trabajadores que ganen menos de 320 dólares.