El ocaso de la propaganda

No se puede ocultar la realidad todo el tiempo. Peor maquillar la preocupación ciudadana con una propaganda gubernamental que dispara hacia todas las direcciones sin dar en el blanco.

Alianza País, en su conjunto, ha demostrado ser un muy mal administrador de momentos adversos. Sucedió en los días previos al 23-F, cuando la Alcaldía de Quito y de otras capitales se les iba de las manos. Y pasa hoy cuando el Régimen -escaso de fondos públicos- decide no entregar al IESS el aporte estatal del 40% para pensiones jubilares.

Lo que ocurrió estos días, en materia de propaganda oficial, amerita un análisis profundo por parte de los llamados operadores políticos.

A qué estratega se le puede ocurrir que mientras una legisladora verde confunde los conceptos al afirmar que el IESS no es de los afiliados sino del Estado ( y, por ende, de todos los ecuatorianos), vaya a calar una propaganda radial en la cual se asegura que la Asamblea está legislando con sentido histórico y que enterró el pasado. La cuña se difunde cuando el debate de este proyecto se hizo sin hacer públicos los informes sobre la salud actuarial del IESS.

Ha sido un desacierto que los publicistas del Régimen sobreexpongan la imagen del presidente Rafael Correa en momentos tan delicados. La campaña de llamadas telefónicas con la voz del Mandatario garantizando la protección al IESS fue un contrasentido. La gente se sintió invadida en su privacidad -esa fue la queja en las redes sociales- y se avivó la llama del debate a microescalas sobre la seguridad social. Luego se difundió un video de Correa, en el cual asegura que las pensiones jubilares no se afectarán, cuando en la votación del martes, los rostros estelares del oficialismo enviaron a sus suplentes. Se supone que ellos deben ser los fusibles del Presidente, no al revés.

La imagen del Régimen está afectada, al punto que la amenaza de atentado en Tabacundo fue tomada por muchas personas -también en las redes- como otro distractor.

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