Las conclusiones de la Conferencia internacional de Sendai (Japón) para prevenir las catástrofes naturales dejaron un regusto amargo a las oenegés, para quienes las naciones ricas faltan a su deber y no se comprometen lo suficiente.
Tras cinco días de discusiones prolongadas hasta bien entrada la noche, el miércoles, 18 de marzo del 2015, se adoptaron siete objetivos con el horizonte puesto en 2030: 100 000 muertos menos en un periodo de 10 años, una disminución idéntica del número de personas afectadas por las catástrofes, una reducción de las pérdidas económicas y daños materiales, y un aumento del número de países con una estrategia frente a los riesgos.
También se decidió apostar por una “mayor cooperación internacional con un apoyo fuerte y duradero de los países ricos”.
Pero según los observadores, este “acuerdo-marco de Sendai para la prevención de catástrofes 2015-2030”, que acaba de prolongar el definido hace una década en Hyogo (otra región japonesa), peca de abstracto, por la ausencia de cifras concretas.
“Los países ricos eluden su responsabilidad”, denunció en un comunicado ActionAid, un grupo de ayuda internacional basado en Johannesburgo, que lamenta la falta de precisión de los objetivos surgidos de la reunión, organizada bajo los auspicios de Naciones Unidas.
“No hay cifras específicas, que serían necesarias para obligar a los gobiernos a rendir cuentas de sus acciones en los próximos 15 años”, lamenta la organización.
Y subraya que “los términos empleados sobre lo que los países ricos deben aportar son ambiguos”, antes de concluir que “ese compromiso, inaceptable, terminará afectando a las personas que viven en la pobreza”.
La conferencia se desarrolló en un momento en que la gestión del ciclón Pam en el archipiélago de Vanuatu ha puesto de manifiesto la necesidad de mejorar la respuesta mundial ante las catástrofes naturales.
El presidente del país, Baldwin Lonsdale, se encontraba precisamente en Sendai en el momento de la catástrofe, desde donde lanzó un llamamiento a la solidaridad internacional. “Todo está por reconstruir”, declaró a la AFP al margen de los debates, antes de regresar a su país para gestionar los efectos del ciclón.
Al igual que otros participantes, Lonsdale apuntó al “cambio climático” como principal responsable, producido a su vez por la actividad humana.
¿Una oportunidad desaprovechada?
La organización Oxfam Japón, por su parte, dijo sentirse “enormemente decepcionada”, subrayando el hecho de que el documento final no incluye “ningún objetivo cifrado ambicioso y claro para los próximos 15 años”.
“Tampoco hay compromisos precisos sobre el apoyo financiero y tecnológico para la prevención de los riesgos de catástrofe”, resaltó.
Oxfam lamentó asimismo que “durante la conferencia, en la que se ha gastado una suma considerable de dinero, los gobiernos no hayan logrado aprovechar una valiosa ocasión para prometer acciones concretas para las víctimas de catástrofes actuales y futuras”.
El Banco Mundial también presionó a los delegados de los 190 países reunidos para que comprendiesen la imperiosa necesidad de luchar contra el cambio climático.
“Temo que la toma de conciencia sobre la urgencia del momento y la ambición en los objetivos no estén a la altura” del combate que es necesario llevar a cabo, confesó el domingo una representante de esta institución a la AFP .
Las críticas a los resultados de Sendai podrían volver a surgir en las próximas citas internacionales del clima, entre las que destaca la conferencia de finales de año en París.
En la sesión inaugural de la conferencia el pasado sábado, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, que se expresó como futuro anfitrión, sugirió que 2015 podría ser “ el año del cambio ” . A la vista de los resultados obtenidos en Japón, habrá que esperar para afirmarlo con certeza.