Claro que tiene razón, Presidente, en estar molesto por la revelación del sitio de Internet WikiLeaks, de que la diplomacia norteamericana quiso comprometer a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, para que actúe como una especie de ‘babysitter’ suyo.
El despacho generado en la Embajada de EE.UU. en Buenos Aires, agosto del 2008: expresaba: “esperamos que Argentina (‘) influya en el presidente ecuatoriano Rafael Correa para que se comporte con más moderación, que tome una posición más constructiva, madura y equilibrada en el conflicto colombiano y que influya positivamente en su contraparte venezolana”.
Esa orientación de la diplomacia norteamericana, ha implicado complacencias mutuas en algunas cosas. El fruto más reciente: la normalización de las relaciones diplomáticas con Colombia.
Parecía inexplicable que Correa actúe como San Martín de Porres, el santo negro fallecido el año 1639, Patrón Universal de la Paz, que en el convento de los Dominicos en el Perú, hacía comer en un mismo plato a un perro, un ratón y un gato en completa armonía, demostrable con citas precisas: la madrugada del domingo 19 de septiembre del 2010, en los hechos el Ecuador fue el yunque que, cerrando la frontera, permitió que en la línea de frontera, tropas colombianas ejecuten a 22 acusados de combatientes de la FARC, el lunes 20 de septiembre el Ministro de Defensa del Ecuador fue recibido con honores en el Pentágono por el Ministro Roberto Gates – La información oficial fue que se habló de acciones compartidas de inteligencia para la protección de la frontera con Colombia-; y, en Nueva York, el Canciller Patiño ratificó los acuerdos políticos y económicos del Ecuador con el Presidente iraní Ahmadineyad, cuya intervención en la Asamblea de las Naciones Unidas provocó el retiro de las delegaciones de EE.UU. y de los países de la Comunidad Europea. En la madrugada del miércoles 22 de septiembre, Colombia bombardeó el campamento del ‘Mono Jojoy’, en el Meta, en forma similar al bombardeo del 19 de septiembre: todos muertos, nadie herido ni capturado.
Las coincidencias y aparentes contradicciones no han sido explicables por San Martín de Porres, sino por las actuaciones de la diplomacia norteamericana y su valeriana dosificada para su conveniencia.
Ecuador quiere invitar a Assange, fundador de WikiLeaks, para conocer todo lo que en las misiones gringas haya sobre Latinoamérica para evaluar si le da permiso de residencia, una protección soberana que lo vuelva intocable. ¿Será bueno proteger a quien se confiesa manipulador de infiltraciones en archivos y documentación diplomática ?
¿Ético es el espionaje y el chisme diplomático? No. ¿Ético es el contraespionaje y que quienes lo practican sean protegidos? Piénselo, lector.