Rafael Correa y ano tendrá edecanes castrenses. Foto: Archivo / EL COMERCIO
El presidente Rafael Correa desistió de sus edecanes castrenses de acuerdo a una reforma militar que le permite renunciar a esos servicios, informó el lunes (28 de marzo) el portal oficial El Ciudadano.
“Según explicó el mandatario, no tendrá más edecanes”, señaló el medio oficialista.
Una reciente reforma a la Ley de Personal de las Fuerzas Armadas pone fin al servicio de edecanes para las autoridades civiles del Estado, a excepción del presidente, quien podrá decidir si lo mantiene, señaló El Ciudadano.
Este lunes, Correa, en el poder desde 2007, homenajeó a sus últimos edecanes (uno por cada institución militar: Ejército, Fuerza Aérea y Marina), quienes cumplieron los dos años en esas funciones.
“Quedan sus nombres grabados en la historia, queridos amigos, edecanes salientes, porque ustedes serán los últimos edecanes que yo tenga, acogiéndome a esta reforma”, expresó el gobernante durante el acto celebrado en la casa presidencial.
Video: YouTube Canal: Presidencia de la República del Ecuador
Discurso textual del presidente Rafael Correa en la Ceremonia de Reconocimiento a los Señores Edecanes
Queridos Ricardo, Jimmy, Milo, edecanes de la Fuerza Terrestre, Naval y Aérea salientes y queridos amigos.
Señor Omar Simon, secretario particular de la Presidencia de la República.
Señor coronel de Estado Mayor Conjunto Javier Suárez,
subjefe del Servicio de Protección Presidencial.
Señor general de Brigada Luis Castro, comandante general de la Fuerza Terrestre.
Permítame empezar expresando nuestro profundo dolor, dolor de patria, por la pérdida de estos 22 soldados, heroicos soldados, lo mejor de nuestras Fuerzas Armadas el 15 de marzo pasado, Ese terrible accidente, el peor en la historia de nuestras Fuerzas Armadas enlutó familias, enlutó a nuestras Fuerzas, enlutó a la patria entera.
Sé que muchos de ustedes, lo he conversado, perdieron amigos, compañeros, conocidos. Nuestro abrazo fraterno. La patria también perdió extraordinarios soldados, extraordinarios seres humanos, extraordinarios ciudadanos.
El libertador Simón Bolívar nombraba a sus edecanes enfatizando el valor de la confianza y de la ética y fue tanto así que uno de sus edecanes y su oficial más apreciado fue el insigne mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.
Entre este presidente y todos los edecanes que han pasado por el despacho presidencial, ya son 12, en estos años han surgido sinceros y espontáneos sentimientos de respeto, aprecio y amistad. De todos ellos hemos tenido muestras permanenentes de nobleza, de lealtad, que resaltan y que siempre agradeceré también en nombre de mi familia.
Todos han sido extraordinarios soldados y seres humanos.
Con estos tres oficiales destacados incorporados hace dos años al
Servicio de Protección Presidencial he podido compartir miles de horas en diferentes escenarios, dentro y fuera del país. Largas jornadas de una agenda que por lo general no da tregua. Y en esa
convivencia diaria ellos han sentido y recibido junto a nosotros las manifestaciones del sincero afecto de nuestro pueblo. Pero también en ocasiones ofensas y críticas infundadas por parte de malquerientes y enemigos del Gobierno.
Ustedes han sido, en todo este tiempo, los hombres más cercanos al presidente, discretos, merecedores de mi total confianza, conocedores de los buenos y los malos momentos en esta tarea que hemos asumido como un compromiso sagrado ante nuestro pueblo, cual es la de recuperar la patria y mirar en
primer lugar por el bien común, por el interés de las grandes mayorías, de los que siempre fueron postergados.
Agradezco la invitación del Jefe de Servicio de Protección Presidencial a esta ceremonia en homenaje los señores edecanes salientes: teniente coronel Ricardo Cajas de nuestra Fuerza Terrestre, capitán de Fragata Jimmy Molina de nuestra Fuerza Naval y teniente coronel Nilo Estrada de nuestra Fuerza Aérea. Valiosos oficiales de las tres ramas de nuestras Fuerzas Armadas.
Quiero expresar mi agradecimiento especial a sus familias. A esas esposa, hijos e hijas que han sabido sobrellevar las inevitables ausencias y brindarles todo su apoyo y comprensión: a la señora Gracia María Caballero de Cajas, a sus hijas Gracia María y Sandy; a la señora Jéssica Auz de Estrada y su hijo Kenny; y a la señora Sonia Montalvo de Molina y sus hijos Jimmy y Gabriela.
Edecán viene del francés ‘aide de camp’, que significa ayudante de campo. Término napoleónico, nombre con que Napoleón designó a sus asistentes en la guerra, escogidos entre los hombres de más confianza, que iba identificando en sus filas.
Ricardo ha recordado el cordón dorado, eso rememora el lápiz que tenían los edecanes para anotar las instrucciones de Napoleón y cuando Napoleón le declara la guerra a Inglaterra lo que más lamentó fue que no iba a poder importar los lápices de extraordinaria calidad de Inglaterra.
En todos estos años ha sido reconfortante sentir el respaldo, la presencia institucional, profesional y humana de nuestras Fuerzas Armadas con los edecanes de las tres ramas y un grupo especializado, como es el Servicio de Protección Presidencial.
Pero estos no son tiempos de guerra, son tiempos de revolución en paz. Necesitamos tener a nuestros soldados en funciones específicas y las máximas autoridades de la República deben ser las primeras en dar ejemplos de sencillez. Ustedes conocen que somos gente sencilla, pero han escuchado las infamias sobre supuestos aviones de lujo, centenas de guardaespaldas, decenas de vehículos en la caravana presidencial, cuando todas esas cosas las manejan las Fuerzas Armadas.
Algunas veces con tristeza he visto cómo hasta alcaldes han utilizado edecanes, de los pocos policías municipales que tenían por tratar de imitar el Protocolo Presidencial.
Es necesario tener una sociedad sin tanto protocolo y en extremo humilde en sus niveles dirigenciales. Humilde como nuestro pueblo.
Por ello hemos prohibido por medio de la reforma a la Ley de Personal de las Fuerzas Armadas la existencia de edecanes para las autoridades civiles del Estado, a excepción del Presidente de la República, que podrá decidir tenerlos o no.
Quedan sus nombres grabados en la historia, queridos amigos edecanes salientes, queridos Ricardo, Jimmy, Nilo, pues ustedes serán los últimos edecanes que yo tenga acogiéndome a esta reforma.
Algunas veces estas cosas no se entienden, incluso en ciertos sectores se las toma como desprecio, indiferencia. La historia nos dará la razón. Insisto, necesitamos una sociedad más sencilla, que esa sencillez venga sobre todo del ejemplo de sus máximas autoridades. Sin pompas, ni alardes.
Necesitamos una sociedad adaptándose a los nuevos tiempos, donde hermosas tradiciones como los ‘aide de camp’ ya no tienen sentido en tiempos de paz y en el sector civil. De igual manera, en la Asamblea se está discutiendo el Código Orgánico de Seguridad que creará el Cuerpo de Agentes Civiles para la protección de autoridades del Estado, al igual que en muchos otros países. Esto todavía tomará algunos años, pero es necesario que nuestros soldados se dediquen a las misiones encomendadas en nuestra Constitución y no imbuir la vida civil del aspecto militar.
Considero que valiosos oficiales están siendo subutilizados y que cumplirán tareas mucho más adecuadas a su profesión en sus respectivos repartos con mayor beneficio para la patria.
Quedan marcados en mi memoria muchos momentos fundamentales para la construcción de la patria nueva e incluso para mi integridad personal, como fue la heroica actuación del Servicio de Protección Presidencial y de los edecanes presidenciales el 30-S.
Queda también las expresiones solidarias y el testimonio de su disposición permanente por resguardar hasta con su vida la seguridad del Presidente y de su familia.
Aprovecho para expresar mi profunda gratitud en forma pública al general Luis Castro, comandante general de la Fuerza Terrestre, aún jefe del Servicio de Protección Presidencial por su gran aporte a la seguridad del Primer Mandatario. Envío un saludo a su esposa, Sandra Moreno y a sus hijas Priscila y Sharon, e igualmente agradezco al coronel Roberto Coronel, exjefe del Servicio de Protección Presidencial, así como a su esposa Margarita Arévalo y a sus hijos Sofía, Jennifer y Roberto.
Damos la bienvenida al coronel Suárez, nuevo subcomandante del Grupo de Protección Presidencial. Mucha suerte coronel en sus nuevas funciones.
Como dije hace algunos días en Parcayacu, en estos años de gobierno he tenido la suerte de conocer a muchísimos soldados de honor que me han dado verdaderas lecciones de vida, como mi exjefe de seguridad coronel John Merino o mi plitoto presidencial Héctor Caicedo, pero es claro que todavía existen visiones equivocadas en ciertos sectores de nuestras Fuerzas Armadas, en cuanto a su rol en nuestra sociedad en tiempos de paz.
Ojalá todos con absoluta humildad nos sintamos un soldado más para el desarrollo, para superar la pobreza, para alcanzar el buen vivir. Que luchemos por la equidad radical, por la igualdad de oportunidades, por el pan para todos, por la vivienda para todos, por la seguridad social para todos.
A ustedes queridos compañeros, mi gratitud permanente, mi reconocimiento de sus virtudes cívicas de lealtad y altísimo sentido del deber, junto con mis mejores deseos de que desarrollen sus potencialidades profesionales y humanas en las tareas que les plantee el servicio a la patria.
Muchas gracias querido Jimmy, querido Nilo, querido Ricardo y la mejor de las suertes en su carrera profesional en el servicio de nuestro querido Ecuador.
Hasta la victoria siempre compañeros.