Entrevista al analista internacional Daniel Crespo, sobre el tema de la diplomacia de Estados Unidos y el liderazgo de Barack Obama. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Entrevista a Daniel Crespo Cuesta. Catedrático universitario; analista internacional
¿La guerra entre Israel y Palestina puso al gobierno de Barack Obama (EE.UU.) en un fracaso diplomático?
Esta crisis es parte del complejo conflicto árabe-israelí que tiene una larga historia. Eso es importante para poder comprenderlo. Ahora bien, la forma en la que EE.UU. actúa en el sistema internacional responde a lo que pasa en su política interna. La crisis de autoridad que vive Obama le impide centrar su atención en estos temas.
¿Obama ha perdido liderazgo o nunca lo tuvo?
Nunca logró consolidarlo. La oposición de los Republicanos es muy fuerte . Ahora mismo se aprobó una resolución contra Obama, acusándolo de abuso de autoridad en los trámites legislativos y eso le puede traer consecuencias.
¿Esos problemas internos lo han debilitado al punto de que Vladimir Putin, presidente de Rusia, lo desbancó como el hombre más poderoso del mundo?
Esa es una razón, la otra es la serie de desaciertos de la política exterior de EE.UU. en Oriente Medio. Esto es una consecuencia de la mala lectura que Occidente hizo de la ‘Primavera Árabe’.
¿En qué sentido?
Esa imagen de movimientos estudiantiles autónomos, de jóvenes profesionales que se convocaban en redes sociales para lograr cambios democráticos en sus países no resultó cierta. La verdad es que lograron muy poco y más bien terminaron instrumentalizados por grupos radicales y fundamentalistas en Libia, Egipto, Siria e Iraq. El apoyo a esos movimientos para derrocar fue un fracaso político, por lo que incluso asistimos al asesinato del Embajador de EE.UU. en Libia.
¿El desgaste de la Casa Blanca fue notorio?
Sí, porque mostró el desconocimiento de esas dinámicas. Por eso en las crisis de Siria y Ucrania se confirmó la falta de liderazgo de EE.UU., a diferencia de la fuerza de Putin.
Cuando Putin intervino en Siria, la crisis tomó otro cauce. Pero cuando Obama busca intervenir en Israel, lo manda a callar el Ministro de la Vivienda de ese país.
Es la muestra del desgaste. En cambio Rusia sopesa mucho sus acciones. Los rusos son muy cuidadosos en cómo y cuándo entrar.
¿Le quedó grande el conflicto a la Casa Blanca?
Parece que sí.
¿Y la imagen de líder diferente que él proyectaba?
En América Latina tendemos a hacer esas reflexiones desde nuestros prismas, y pensamos que un cambio de presidente es el cambio radical de un país.
¿Los estadounidenses, casa adentro, también acusan esa debilidad?
Así es, porque hubo una serie de antagonismos que se cifraron frente a lo que fue la gestión de George W. Bush, que no se dieron. La cárcel de Guantánamo sigue allí, al igual que la presencia estadounidense en Afganistán. Iraq es un desastre; el Gobierno de ese país ha pedido a EE.UU. que le ayudara en ese colapso.
¿Qué va a pasar con la crisis en Gaza?
La respuesta del Estado de Israel es desproporcionada y sin justificación, sin negar el papel del grupo extremista Hamas.
¿La ONU será capaz de parar este desangre?
Con la última tregua rota se ha perdido quizás una gran oportunidad. El repliegue de EE.UU. es evidente no solo en este campo y en este sector.
¿A qué se refiere?
En América Latina cada vez es más fuerte la presencia de Rusia y de China. El presidente Putin hizo una visita a la región hace un par de semanas y el presidente chino Xi Jinping ya va por la segunda gira.
¿Qué dicen esas visitas?
Que EE.UU. está perdiendo influencia. La gran potencia regional es Brasil y su primer socio ya no es Washington sino China, que a su vez es el segundo socio comercial del resto de países de nuestro continente.
La impronta china es la economía, ¿y la rusa?
Rusia busca recomponer su imagen en la diplomacia. Para el presidente Putin el mayor colapso del siglo XX fue la caída de la Unión Soviética.
¿Por qué a Putin le interesa América Latina?
La aproximación es política y en temas de seguridad con Cuba, Brasil y los llamados gobiernos progresistas. Además ahora somos más conscientes de nuestro papel en la política mundial; somos la región con más recursos del planeta y un mercado apetecido para cualquier economía emergente.
Todo dependerá de lo que Brasil pueda hacer y allí cabe evaluar su capacidad como núcleo de la Unasur. A los latinoamericanos nos encantan los procesos de integración, que generalmente no funcionan, pero Mercosur o Unasur han ido avanzando en el tiempo por las gestiones que ha hecho Brasil. Ese país propuso, por ejemplo, el Consejo de Defensa Sudamericano. La diplomacia de ese país es contundente.
Su hoja de vida:
Quito (1979). Magíster en Relaciones Internacionales (Universidad Andina, Quito) y en Estudios Medievales (Universidad de Navarra, España). Es Profesor investigador de la Universidad de Los Hemisferios.
Su punto de vista:
La Diplomacia de EE.UU. acusa un importante debilitamiento, por varios factores. Esta es la razón por la cual países como China y Rusia ganan espacio en el mundo en regiones como América Latina, liderada por Brasil.