Redacción Quito
Aunque hasta el momento la ciudad no se ha visto afectada por racionamientos de agua potable por el estiaje, esto pudiera cambiar si en marzo no aumentan las lluvias en esta parte del país.
Quito se provee de este líquido vital por medio de dos embalses. La Mica, que almacena 25 millones de metros cúbicos y Salve Faccha, que guarda 12 millones. A pesar de que los niveles de estas dos reservas actualmente son los regulares para abastecer a todo el Distrito (3 000 barrios), el consumo diario y la falta de lluvias han ocasionado la disminución de los niveles normales.
Homero Jácome, técnico del Instituto Nacional de Metereología e Hidrología (Inamhi), dijo que durante las próximas 72 horas no existirán precipitaciones y que la temperatura variará entre 9° la mínima y 24° la máxima. Esto, según el experto, se debe a que existe poca nubosidad por la presencia de una alta presión atmosférica. No pueden adelantar con precisión si en las próximas semanas habrá precipitaciones.
Pero, además del problema de la sequía, el desperdicio indebido del agua también afecta al abastecimiento. La ciudad necesita 7 000 litros de agua por segundo, esta cantidad se verá afectada si los habitantes continúan malgastando el líquido, según la Empresa Metropolitana de Alcantarillado y Agua Potable (Emaap).
A diario una persona consume en la ciudad 230 litros de agua, esta cantidad está siendo abastecida por los tres reservorios (La Mica, Salve Faccha y Reservas Occidentales).
Según la Emaap, para enfrentar este problema, entrará en funcionamiento una tercera bomba que utilizará agua de los ríos Papallacta y Blanco Chico, esto le significará un ahorro del 30% del uso del embalse Salve Faccha. Además, la empresa pondrá en funcionamiento pozos que se han mantenido en calidad de reserva en la zona urbana de Quito.
Para Othon Zevallos, gerente general de la Emaap, estas medidas no serán suficientes si los 400 000 usuarios que tiene la empresa no reducen el gasto.
Fausto Ramos, presidente del Colegio de Ingenieros Químicos y Ambientalistas de Pichincha, considera que la organización de campañas para cuidar el agua es urgente en la urbe.
Según su análisis, actualmente, las campañas de lavarse las manos deberían ser revisadas porque mucha gente gasta el agua sin medida.
Otra sugerencia es buscar otras fuentes de abastecimiento. “Hay que cuidar los ojos de agua. Es necesario tener alternativas como el río San Pedro. Quito no puede usar agua del río Machángara”.
El sol quemó más en los primeros días del año
El uso de gorras, paraguas, ropa de mangas largas, protectores solares y caminar por la sombra, son algunas de las prácticas más recurrentes en las calles de la ciudad.
En los primeros días de este mes, los rayos solares cayeron con más fuerza en la urbe. Así explicó el Instituto Nacional de Hidrología y Meteorología (Inhami).
Marieta Flores lleva siempre un paraguas en su cartera aunque no vea nubes en el cielo. Cada mañana, antes de salir de su casa a la altura del Parque de la Mujer, mira por la ventana y toma las medidas necesarias para enfrentar el clima. A Flores no le preocupa la lluvia, pero sí la intensidad del sol; esa es la razón por la cual tiene este hábito desde hace tres meses.
Durante los primeros días de este mes se registraron niveles de radiación de hasta 7 000 vatios y temperaturas de hasta 24°, según el Inhami. En las dos últimas semanas ha habido lluvias esporádicas en algunos sectores.
Aunque Sebastián Rojas, estudiante universitario, no sabe de meteorología, sí está consiente de que el sol en la ciudad es más fuerte, especialmente al mediodía. “Cuando salgo de clases me pongo la gorra, y como voy en bus, hasta llegar a mi casa en Carcelén, ya me quemo la cara”.
Según Ramón Chango, experto del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología, la debilidad en la capa de ozono hace que los rayos solares se sientan más intensos y generen problemas de piel en la ciudad. “El incremento de la contaminación también hace que el calor se quede dentro de la atmósfera y por eso ahora se siente más caluroso”.