La Nación, Argentina y El Mercurio, Chile, GDA
Si quiere visitar la tierra de Papá Noel, el Polo Norte, donde cuenta la leyenda que vive el personaje a quien millones de niños piden sus regalos en Navidad, prepárese para una aventura poco agradable.
direcciones
postales
Groenlandia tiene una Oficina de Papá Noel. Se escribe a Santa, 2412, Groenlandia, o Santa Claus, Nordpolen, Julemadens Postkontor, DK-3900 Nuuk.
La dirección de Papá Noel en Finlandia tiene un código especial: ‘99999 Korvatunturi’, aunque toda carta dirigida a ‘Papá Noel, Laponia, Finlandia’, le llegará.
En Noruega también hay una oficina postal del Papá Noel noruego, está en Drøbak, cerca de Oslo. Se escribe a Julenissen, 1440, Drøbak, Noruega.Hay que soportar temperaturas que rondan entre los 20 y 50 grados bajo cero; competir con la constante amenaza de sufrir congelamiento o hipotermia, y esquivar varios osos polares y otros animales salvajes por el camino…
Y nada garantiza un avistamiento del gordito vestido de rojo. Por lo menos, los competidores del concurso Polar Challenge, que se realiza una vez al año, nunca lo han visto. Esa competencia en el Polo Norte consiste en atravesar 600 km durante dos a cuatro semanas, en esquís y en trineo y alcanzando tres puestos de control. Cada año, medio centenar de atletas se anota.
Tampoco lo vio la noruega Cecilie Skog, quien hace tres años se convirtió en la primera mujer de la historia en conquistar el Polo Norte a pie. Inició su travesía polar en la isla Ward Hunt, extremo septentrional de Canadá, y recorrió 800 km en 48 días y 22 horas.
En el trayecto se topó con huellas de osos polares, sorteó bancos de hielo en movimiento, cruzó nadando canales de agua y soportó temperaturas de -50°C y vientos huracanados, según describió en su sitio de Internet. Pero no vio renos, duendes ni a Santa.
El Polo Norte fue conquistado por el hombre hace 100 años. El 5 de septiembre de 1909 el buque Roosevelt, que llevó a un grupo de expedicionarios comandados por el ingeniero estadounidense Robert E. Peary, regresó del Ártico con la gran noticia.
Tras siglos de intentos frustrados y 23 años de expediciones de Peary, alguna de las cuales lo plantó a solo 322 km de los 90 grados norte, se alcanzaba por fin uno de los dos puntos más rebeldes de la Tierra.
El otro era el Polo Sur, descubierto en 1911 por el noruego Roald Amundsen.
La proeza fue alcanzada en marzo de 1909, pero no fue conocida sino en septiembre. Desde hace algunos años, sin embargo, una revisión del viaje y de los documentos que produjo ha hecho pensar a los científicos que Peary se equivocó de buena fe y no tocó el punto polar, sino que llegó a pocos kilómetros de allí: a 5 km, según la National Geographic Society en 1989.
De todos modos, su proeza se festejó como un hito extraordinario en un planeta que estaba casi totalmente descubierto. Y lo era: la prueba de su dificultad es que está más cerca, en el tiempo, de la conquista de la Luna (1969) que de la de América (1492). El hecho de que el polo geográfico contenga varios polos (el magnético, el geomagnético, el celeste y otros) no resta trascendencia al de haber tocado aquel sitio donde la brújula se enloquece.
En ese momento los polos tenían más una importancia simbólica que científica. Pero las cosas han cambiado en el último siglo, y hoy son los puntos críticos donde se mide el nefasto avance del cambio climático.
La capa yerta que los cubre disminuye a medida que aumenta la temperatura en la Tierra y su deshielo podría causar catástrofes. Con el calentamiento global, advierten los científicos, es posible que, apenas 120 años después de su descubrimiento, haya que extenderle al Polo Norte el certificado de defunción.
Pero no todas son malas noticias: la capa de hielo sobre el Ártico se recuperó levemente este año y sobrepasó la superficie congelada registrada allí mismo durante los años 2007 y 2008.
Así lo celebró esta semana un reporte realizado por el Centro Nacional de Información sobre Hielos y Nevadas de EE.UU. (NSIDC) en Boulder, Colorado.
Según la observación anual realizada por estos glaciólogos al finalizar cada verano, la capa de hielo del Polo Norte tiene ahora unos 5,36 millones de km²: una recuperación de 1,06 millones de km² con respecto a 2007.
Si Papá Noel existe, seguro que estas son buenas noticias.