Infografía del número de embajadas, consulados y delegaciones. Además, las embajadas ecuatorianas por continentes. Fuente: Cancillería
La política exterior ecuatoriana cambió de eje con la llegada de la Revolución Ciudadana. El discurso del Gobierno se ha centrado en la soberanía y la reestructuración de los sistemas tradicionales, bajo el argumento de romper con la hegemonía de las potencias tradicionales.
La línea ha sido incrementar las relaciones Sur Sur y con los países no alineados. Y el Gobierno ecuatoriano ha propuesto, con ese objetivo, reformar los modelos vigentes de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Según el Plan Nacional de Política Exterior 2006-2020, uno de los objetivos institucionales era reducir la cuota política en el Servicio Exterior, limitándola a la categoría de embajadores y racionalizar el número de misiones diplomáticas y de oficinas consulares y su personal.
En la actualidad, según el distributivo de personal de la Cancillería de febrero, Ecuador tiene 103 representaciones diplomáticas en el exterior: 50 embajadas, 46 consulados y agencias consulares y siete delegaciones permanentes ante distintos organismos (ver gráfico). Y cuenta con 770 funcionarios, solo en el Exterior.
Sin embargo, la misma Cancillería no cuenta con un registro de cómo han ido cambiando las representaciones internacionales y sus funcionarios. Los únicos listados de sedes diplomáticas previos a la Revolución Ciudadana son de 2002, 2003 y 2004.
Según la más reciente, de 2004, en ese entonces existían 43 embajadas, 59 consulados y cuatro representaciones permanentes.
De aquellas embajadas se cerraron tres, la de Austria, Bélgica y Polonia. Y se aumentaron 10 sedes en Angola, Argelia, Bielorrusia, Catar, Etiopía, Irán, Nigeria, Palestina, Sudáfrica y Turquía.
Con los consulados y agencias sucedió lo contrario, disminuyeron. Se cerraron 25 consulados en 23 países. Y se abrieron 12 en siete países.
Diego Stacey, nuevo embajador designado a Canadá y expresidente de la Asociación de Funcionarios y Empleados del Servicio Exterior (Afese), resaltó que, gracias a los recursos que tuvo el país se pudieron abrir nuevas embajadas y el país se proyectó en nuevas áreas geográficas y fortaleció su presencia y rol donde antes casi no ha tenido presencia.
Además destacó que la agenda internacional creció mucho, pero atendiendo las prioridades del Gobierno de turno. Resaltó la resolución de los problemas fronterizos, pero advirtió que se requiere trabajar en el fortalecimiento institucional de la Cancillería.
El excanciller Marcelo Fernández de Córdoba es crítico del manejo de la política exterior del Gobierno, “ha sido errática, no ha habido una dirección que corresponda a los altos intereses ecuatorianos y ha estado sujeta totalmente a una posición ideológica”. Sin embargo afirmó que ninguno de los dos candidatos ha hecho propuestas relevantes en cuanto al servicio exterior.
Además sostuvo que el crecimiento del servicio exterior es exagerado. Recordó que antes había alrededor de 600 funcionarios y que ahora bajo el argumento de que no son diplomáticos de carrera se maquilla la cifra de servidores trabajando como tales.
Las propuestas de los candidatos Guillermo Lasso, candidato por la Alianza Creo-SUMA, afirma en su plan de gobierno que la finalidad de las relaciones y acuerdos internacionales es mejorar el bienestar de todos los ciudadanos de dichos países, por lo que “necesitamos que nuestro país se inserte más en el mundo y tome protagonismo como jurisdicción de respeto”.
Para esto plantea que “las delegaciones diplomáticas y comerciales acreditadas en el extranjero caminarán de la mano con los productores del país, con sus gremios y con las entidades de fomento a la exportación”, para concretar acuerdos en las diversas áreas.
Lenín Moreno, candidato por el oficialismo, plantea en su plan de gobierno el fortalecimiento de los organismos de integración regional, como la Unasur, la Celac y el Alba. Mantiene el mismo lineamiento de las relaciones Sur Sur, consolidando las iniciativas como el Banco del Sur y el Fondo de Sur, con el objetivo de en un futuro contar con una moneda regional.
Respecto a las sedes diplomáticas, el mismo Moreno ha dicho durante la campaña que toda oficina que no genere beneficios para el desarrollo del país será cerrada.