Ángela Mendoza llegó a la política por culpa de su esposo. Resulta que él fue compañero, en el Liceo Naval, de Francisco Jiménez, candidato de Ruptura a la Asamblea. Entre ellos empezaron las conversaciones para convencer a Ángela de convertirse en el binomio de Norman Wray.
Ella pidió tiempo y, antes de aceptar el encargo, consultó con la gente con la que trabaja desde hace cuatro años: los pescadores artesanales de Santa Elena y de Guayas.
Su esposo también le llevó a conocer a los pescadores, cuando él llegó a la Capitanía del Puerto de Salinas. Ella conoció de primera mano cuál era el conflicto entre los pescadores y las autoridades de control. Su intermediación y la cercanía que llegó a tener con los pescadores y sus familias redujeron la tensión en el puerto y, poco a poco, desarrolló actividades para empoderar a los trabajadores.
“Yo decidí actuar y no quedarme indiferente”, dice y cuenta que su esposo también salió en defensa de los pescadores y abandonó la institución naval, donde ya era teniente de navío, tras 15 años de trabajo. Pero Ángela no dejó el puerto y se vinculó a las familias de los pescadores, se enteró de los sueldos y las condiciones precarias de trabajo. “A los gobiernos no les interesa trabajar para las bases, ni para mejorar las condiciones de vida. Todo es maquillaje…”.
Por eso estos hombres y sus familias le dijeron que siga adelante y acepte la postulación. “Yo siempre veía al político como alguien que quiere conseguir algo para sí mismo y yo me dije que sí, que yo quería conseguir algo, pero no para mí, sino para que los hombres y mujeres artesanos y pequeños emprendedores se conozcan, se valoren”, cuenta Ángela.
El trabajo de hormiga y voluntariado que hace Ángela para que los pescadores se organicen, consigan créditos, seguros para las embarcaciones y cursos de capacitación gustó a Ruptura, que tiene la filosofía de apoyar las pequeñas empresas.
Los dos hijos de la candidata, de 18 y 16 años, buscan votos para su madre entre sus contemporáneos. Ellos están convencidos, de que la propuesta de Ruptura es la única que representa a los jóvenes.
La jovialidad que mantiene esta chonera de 37 años la hace compatible con el presidencial y los otros cuadros de Ruptura, aunque nunca se imaginó estar en política.
Su formación es en Ciencias de la Educación, con mención en Comercio Exterior. Durante 15 años trabajó en ventas, con empresas importadoras de muebles y cortinas. También hacía de intermediadora.
No tiene una ideología marcada, pero sí capitaliza el hecho de que es zurda: “Dicen que los zurdos, pensamos todo con el lado izquierdo”.
Su campaña está centrada en Guayas y Santa Elena, que son sus predios. Pero las siguientes semanas tiene planificado ir a Esmeraldas y Manabí, donde tienen conexiones familiares. De momento sigue con su trabajo como síndica de una asociación que ayudó a formar en Santa Rosa de Salinas. Ayudó a los trabajadores en todas las actividades legales..
Su ficha
Nació en Chone, tiene 37 años, está casada con un ex marino, tiene 2 hijos de 16 y 18 años.
Estudió en la Universidad Estatal de Guayaquil Ciencias de la Educación con mención en Comercio Exterior.
Ha desarrollado proyectos con jóvenes, como el programa Playas Blancas.
“A los gobiernos no les interesa trabajar para las bases. Todo es maquillaje”.